Las muertes de Sebastián Arbona y Antonia Gelabert han suscitado
un debate social sobre las ayudas, o no ayudas, que reciben los
enfermos de Alzheimer en Balears por parte de la Administración. En
la edición de ayer se recogía la queja de una mujer al respecto.
Ayer, otra mujer vecina de Palma, Rosa María Moyá, se puso en
contacto con Ultima Hora para contar su caso. La
mujer denuncia la falta de ayuda y el hecho de que los políticos
dicen una cosa pero luego, en la realidad, no actúan en
consecuencia.
«Mi madre, Catalina Roig -señala-, tenía la enfermedad de
Alzheimer por lo que pedimos el ingreso en las residencias de la
Bonanova y la de la calle General Riera. A principios de 1998, a
raíz del contacto que teníamos con una asistenta social conseguimos
que una mujer la atendiera una hora cada día por la mañanas». «Con
respecto a los ingresos -añade- en la Bonanova pedimos los de mi
madre y mi padre a principios de 1998. Nos contestaron que sólo se
podría aceptar el de mi madre, para lo cual tenía que tramitar
otros papeles, cosa que hice y los entregué, pero sin ningún
resultado. Después solicité el ingreso en la residencia de la calle
General Riera, a mitad del mismo año, y todavía no he recibido la
contestación. A principios de 1999 la ingresamos en una residencia
privada, que nos costaba 160 mil pesetas al mes, y mi madre
falleció el 29 de junio de este año».
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