Por primera vez, una sentencia por lo penal condena a una persona
por un delito contra la fauna por el uso ilegal de veneno vinculado
a la actividad cinegética. Se trata del caso que fue denunciado por
la Fundació per a la Conservació del Voltor Negre. Como acusados
aparecían doce aficionados a la caza y los hechos ocurrieron en el
coto vedado de la finca de Son Forteza, en Alaró. La sentencia del
Juzgado de lo Penal número 5 de Palma considera a uno de los
acusados responsable de un delito contra la fauna y la flora, y le
condena a seis meses de cárcel y a cuatro años de inhabilitación
especial para el ejercicio de los derechos a la caza.
Los otros once acusados han sido absueltos, señalándose en la
sentencia que no se ha podido llegar a la convicción plena
necesaria para determinar que ellos acordaron colocar los cebos
envenenados. La juez que ha dictado la sentencia considera probado
que Arnaldo Guardiola, el condenado, por sí mismo o en compañía de
otras personas no determinadas, colocó en el vedado cebos
envenenados con la finalidad de eliminar cualquier tipo de
depedrador que pudiera perjudicar la asistencia al lugar de las
piezas de caza. En la sentencia se explica que la comisión de este
delito no requiere de la producción de un resultado concreto, como
puede ser la muerte de un animal protegido, sino que se trata de un
delito de riesgo y afirma que éste sí existió.
La Fundació per a la Conservació del Voltor Negre considera que
la realidad jurídica ha reconocido un grave problema social, de
importancia vital para el medio natural como es el uso ilegal del
veneno, que en la última década ha causado la muerte de numerosos
ejemplares protegidos de voltors y milanas, entre otros.
La fundación considera que la acción penal no es el mejor camino
para luchar contra este problema, puesto que una condena puede
tener un efecto disuasorio a corto plazo, «pero nuestros esfuerzos
tienen que ir encaminados y centrarse en la prevención y la
divulgación, atacando directamente las causas del problema y acabar
con los depedradores, especialmente gatos». Al respecto, la
Fundació Voltor Negre coordina en Pollença un programa de control
de gatos asilvestrados, que ha contribuido a reducir a la mitad la
población existente de estos animales.
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