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PEP MATAS/J.F.MESTRE
Miguel Àngel Pericás, el joven de 20 años, soldado profesional, que el pasado sábado por la mañana se disparó con su fusil en el estómago durante una guardia, llamó a través de su teléfono móvil al 061 anunciando que iba a dispararse. La persona que recibió la llamada no le creyó, y el joven realizó una segunda llamada. En esta ocasión se movilizó una ambulancia, que se dirigió de inmediato a la base General Asensio. Fue él quien también llamó a la patrulla de seguridad del cuartel diciendo que se había pegado un tiro en el estómago. Casi al mismo tiempo que la patrulla comprobaba el estado del herido, la ambulancia ya se encontraba en la puerta, lo que extrañó mucho al personal militar.

La Comandancia General de Balears puso inmediatamente en conocimiento del juez togado estos hechos, para que se iniciara una investigación judicial. Al margen de ello, la Comandancia General también ha abierto una investigación interna en la unidad para aclarar lo que ocurrió.

Antonio, el único hermano de Miguel Àngel, presentó ayer una denuncia en el juzgado de guardia, acusando al Ejército de negligencia. La familia afirma que el joven, que se había enrolado como soldado profesional hace cinco meses, llevaba más de un mes arrestado al acumular una serie de faltas leves, y que tomó la decisión de autolesionarse porque uno de los mandos del cuartel le rompió el pase de salida y no le permitió acudir a la visita del psicólogo. De hecho, el hermano afirma que Miguel Àngel ya se había entrevistado varias veces con el psicólogo de la base, porque estaba teniendo problemas para integrarse en la vida militar. Sin embargo, estas afirmaciones de la familia no coinciden con las investigaciones que se han hecho en la base General Asensio. Se ha comprobado que no es cierto que el joven llevaba más de un mes sin salir del cuartel, ya que el día anterior salió de acampada con su novia y con varios amigos. Tampoco hay constancia en la base de que Miguel Àngel hubiera pedido ayuda psicológica.