El incendio en una residencia de ancianos ilegal situada en Birre,
un barrio residencial de Cascais (Lisboa), provocó ayer seis
muertos y dos víctimas de estado de choque, de los que cinco
murieron por asfixia y uno resultó calcinado. n la extinción de las
llamas participaron 45 bomberos de la zona que fueron avisados una
hora después del comienzo del incendio, por lo que sólo
consiguieron rescatar tres supervivientes de los nueve ancianos que
vivían en el local.
Al parecer, el origen de las llamas estuvo en uno de los cuartos
del segundo piso de este hogar de dos plantas, cuando el excesivo
calentamiento de una lámpara situada al pie de una cama propagó
rápidamente el fuego entre las sábanas y mantas de uno de sus
residentes, que se quedó dormido durante la lectura de un
libro.
«El está inmóvil, no tiene capacidad para encender y apagar la
luz, por lo que instaló la luz justa a mano izquierda. Después, se
quedó dormido sobre las siete de la mañana y como el contacto con
la luz es muy fuerte, de unos 40 watios, debe haber prendido la
ropa de la cama», explicó el propietario del hogar, Maomed Ismail
Hassan.
El hogar donde se declaró el incendio era una extensión de otra
residencia de la tercera edad situada en el centro de Cascais y
funcionaba hace dos años de forma ilegal, sin el permito exigido
por la Seguridad Social, según confirmó Cristina Louro, responsable
del Instituto de Solidaridad y Seguridad Social. Además, el
edificio no poseía las condiciones mínimas de seguridad contra
incendios, al carecer de extintores, alarmas de detección o puertas
de emergencia, lo que podría llevar al cierre inmediato.
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