Todas las carreteras de la Isla, tanto de la red de la Comunitat
Autònoma como de la del Consell de Mallorca, quedaron ayer abiertas
al tráfico, aunque por algunas de ellas se tendrá que circular con
prudencia durante los próximos días. Las últimas en poder ser
transitadas fueron la carreteras de LLucmajor a Porreres y la de
Cap Blanc.
Además, la circulación por la carretera Sóller-Deià se ha
limitado al tráfico ligero. Cincuenta operarios de la brigada de
carreteras continuaron con los trabajos de reposición de señales,
tala de los árboles que amenazan con caer y la retirada de los
restos de árboles y piedras que en las cunetas de las
carreteras.
La carretera más dañada fue la del Port de Pollença-Alcúdia,
donde se levantó parte del asfalto durante unos kilómetros. En la
carretera Deià-Sóller, al lado de la finca sa Casa Nova, varias
rocas amenazan con caer a la carretera y será necesario construir
un muro de contención. En la carretera Valldemossa-Deià se han
caído 14 tramos de muro.
A destajo en las vías de circulación
Los servicios de emergencia del Consell, con 130 operarios,
continúan trabajando para devolver la normalidad a las vías de
Mallorca, que a las 13.30 horas de ayer, con la reapertura de la
carretera del Cap Blanc (Llucmajor), quedaron abiertas al tráfico.
El Govern, con 50 trabajadores, reabrió también ayer la última vía
que permanecía cerrada: la de Llucmajor-Porreres.
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