El temporal representó ayer su última y no menos espectacular
función en la zona norte de Mallorca, agravando aún mas la caótica
situación en la que se encuentran sumergidos los que han sido los
municipios mas afectados por las inclemencias meteorológicas.
Éste es el caso de Pollença donde los males se extendieron ayer
del Moll hacia la vila. Ni más ni menos que un cap de fibló se
formó alrededor del mediodía disparando la alarma entre los vecinos
del pueblo. Las consecuencias del singular fenómeno metereológico
fueron devastadoras. El oratorio del Roser Vell resultó fuertemente
dañado de la misma manera que algunos de los grandes árboles que lo
rodean. A su paso, el torbellino se llevó por delante numerosos
pinos y frutales. En el núcleo urbano, hizo volar por los aires,
materialmente, parte de los tejados de algunas casas. En su
recorrido el cap de fibló atravesó la nueva escuela sembrando el
desorden en el patio y destrozando la zona de juegos escolares.
Esta circunstancia agrava aún más los daños que ha padecido
Pollença donde, sólo en infraestructuras públicas, el Ajuntament ya
ha valorado las pérdidas en mas de 850 millones de pesetas.
El granizo y la lluvia, de forma desmedida, se cebaron también
sobre las poblaciones de Can Picafort, sa Pobla, Muro y el Port
d'Alcúdia. La carretera de Artà se llevó la peor parte, quedando
inundada en algunos tramos mientras que, en Can Picafort, buena
parte de las calles se transformaron en improvisados torrentes que
vertían de forma violenta el agua al mar.
En Sa Pobla, s'Albufera volvió a experimentar una nueva crecida
que obligó, otra vez, a cortar el tráfico por la carretera des
Murterar. A la vez, el paseo marítimo de Alcúdia quedaba inundado
en parte. Al final, después de hora y media de agua infernal,
volvió a aparecer el añorado sol.
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