Los datos recabados por el Grupo de Homicidios en los últimos días
en torno a la misteriosa desaparición de la filóloga de 27 años Ana
Eva Guasch hacen pensar, de momento, que la maestra no se marchó
voluntariamente de su casa de la calle Aragón de Palma. En este
sentido, los últimos indicios que han llegado a los investigadores
centran bastante el caso y aparcan, de forma provisional, algunas
hipótesis, como la posibilidad de que la joven viajara a un país
desconocido sin comunicárselo a nadie.
El juez José Castro, titular del Juzgado de Instrucción número
3, ha ordenado el secreto del sumario sobre el caso, a fin de
salvaguardar el correcto avance de las diligencias y la familia de
Ana Eva se ha personado como parte interesada y ha contratado los
servicios del letrado José Zaforteza. De forma paralela, el Grupo
de Homicidios de la Jefatura de Policía sigue muy centrado en el
caso y los funcionarios adscritos a la investigación realizan
frenéticas gestiones para arrojar luz sobre la enigmática
desaparición. La filóloga estaba realizando la tesis doctoral sobre
el poeta valenciano Antonio Espina, pero no es su trabajo el que se
ha echado en falta en la vivienda, sino que se trata de un libro de
filosofía que al igual que las colchas de una cama faltan desde
aquel 21 de octubre.
Esa noche Ana Eva salió con una amiga y tras acompañarla a casa
regresó a su piso de la calle Aragón. Era de madrugada y coincidía
con la fiesta de las Vírgenes, por lo que supuestamente esa vía
debía estar mínimamente transitada. La profesora tenía la
costumbre, antes de acostarse, de dejar sus joyas en un lugar
concreto de la habitación, tal y como aparecieron días después.
Este hecho hace pensar que la joven entró sin problemas en la casa
e incluso que se llegó a meter en la cama, aunque poco después pudo
levantarse y abrir la puerta a alguien.
Ana Eva no es una persona imprudente, pero sí extremadamente
solidaria y sus allegados creen que pudo franquear la puerta o
salir al rellano al escuchar a alguien pedir ayuda, aunque en
realidad se tratara de una trampa. Otro indicio preocupante, para
la policía, es que la casa de la joven había sido frecuentada por
numerosos alumnos que acudían a sus clases de castellano, muchos de
ellos individuos de países del Este que los agentes intentan
localizar para recabar más información. El ex novio de la joven, al
igual que otros muchos testigos, también ha prestado declaración en
comisaría, pero no existe ninguna acusación ni indicio contra él.
La pareja rompió su relación hace un año y fue ella quien tomó la
decisión.
Familiares, amigos, vecinos y alumnos ya han
declarado
La lista de personas que ya han prestado declaración ante la
policía, de forma formal o sin acudir a la Jefatura, se amplía día
a día y de momento ya han contestado a las preguntas de los
inspectores familiares, amigos, alumnos y vecinos de Ana Eva.
Algunas de estas últimas declaraciones han sido de especial interés
y están sirviendo para centrar aún más las pesquisas. Mientras
tanto, los allegados de la filóloga siguen repartiendo carteles por
toda la Isla con su fotografía y aguardando a que esta pesadilla
acabe cuanto antes y que tenga un final feliz.
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