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M. VÀZQUEZ/T. GARCIES/M. B. El alcalde de Alcúdia, Miquel Ferrer, comentaba ayer que los daños causados por una semana de temporal en su municipio ascienden a unos 3.000 millones de pesetas sólo en el dominio público, es decir, en alumbrado público, pavimento de calles y aceras, carreteras municipales, etc. A esta cifra, se añadirán los destrozos que han afectado al ámbito estrictamente privado. En el municipio vecino de Pollença, la primera tempestad, la del fin de semana pasado, supuso pérdidas por valor de 850-900 millones de pesetas. Los destrozos posteriores aún no han podido ser cuantificados. Sólo en Can Picafort, los daños en la zona marítima ascienden a 400 millones de pesetas.

Sóller hizo un primer balance de entre 400 y 500 millones de pesetas y el pleno celebrado el pasado martes acordó remitir al Senado una petición de declaración de zona catastrófica adjuntando los datos del desastre. Las inundaciones del pasado jueves en Can Rojo han elevado la cuantía de la tragedia a unos mil millones. En Fornalutx, el alcalde, Salvador Sastre, se congratuló de que los daños no hayan sido de la magnitud de otros municipios pero señaló que numerosos marges han caído y varias fincas han padecido daños de diversa consideración.

La mayoría de los alcaldes de la Isla han dictado bandos dirigidos a la población instándola a presentar escritos de reclamación para poder ser damnificados. Los de Artà, Llucmajor y Felanitx han sido algunos de los primeros en adoptar estas medidas que en muchos casos van acompañados del anuncio de la habilitación de oficinas especiales o ventanillas dirigidas expresamente a atender a los vecinos cuyas propiedades han padecido daños durante los estresantes últimos ocho días. La magnitud del temporal ha sido de tal envergadura en algunos puntos de la Isla que las brigadas, los técnicos y los políticos aún no han podido cuantificar los daños ocasionados por las fuerzas de la naturaleza.