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Los vecinos de Ana Eva Guasch Melis, la filóloga desaparecida el pasado 21 de octubre en extrañas circunstancias, no escucharon ni vieron nada extraño el día en que sucedieron los hechos, según han relatado a Ultima Hora los residentes del inmueble de dos alturas.

El edificio, de unos cincuenta años de antigüedad, consta de cuatro viviendas, carece de ascensor y la escalera es angosta. «Es muy difícil creer que alguien la sacó por este pasillo sin que pudiera gritar o pedir ayuda; las escaleras tienen una gran pendiente y si alguien vocifera se escucha perfectamente desde cualquiera de los pisos», relató un residente extranjero que prefirió mantenerse en el anonimato. Sin embargo, la realidad es que la vecina más próxima a Ana Eva es una señora de avanzada edad y a la hora en la que supuestamente desapareció la filóloga el resto de inquilinos estaba pernoctando.

Días después del 21 de octubre la familia de Ana Eva acudió al segundo piso de la calle Aragón y habló con algunos vecinos sobre la misteriosa ausencia de la muchacha. Durante este tiempo también ha acudido en varias ocasiones un argentino que dice ser el novio de Ana Eva y que ha formulado numerosas preguntas sobre ese fatídico domingo. Con todo, la aparición que más inquietó a los ocupantes del edificio fue la un individuo que un día antes de los acontecimientos fue visto en la escalera del rellano, junto a los buzones. «Era un hombre que preguntó por Eva, pero luego se marchó enseguida. No lo teníamos visto por aquí, pero no le dimos importancia hasta que no tuvimos noticias de la chica», apuntó el inquilino. Las personas consultadas señalaron que la puerta de entrada a la casa de la joven filóloga se hallaba en perfecto estado y que era imposible que alguien hubiese accedido por una ventana o un patio interior.