En la fotografía, el marido de la víctima, visiblemente emocionado. Foto: A. SEPÚLVEDA.

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El incendio se declaró sobre las 16.30 horas de ayer en la segunda planta del edificio señalado con el número 16 de la calle Antoni Ribas. Este piso lo ocupaba una mujer que, al parecer, cuidaba un niño de seis años. El menor logró salir de la vivienda, no así la mujer, que murió carbonizada. Según el jefe de los bomberos, Guillem Garcías, el fuego se inició en el comedor (posiblemente por un cortocircuito), pero se extendió con rapidez hacia la cocina, donde se encontraba la mujer. Las llamas alcanzaron las tuberías del gas y ello ayudó a que se extendieran, no sólo por esta casa, sino también hacia el resto de pisos a través del patio de luces.

Uno de los vecinos explicó que «escuché unas explosiones, me asomé y vi que saltaban los cristales y que las llamas salían por las ventanas». Los vecinos fueron rápidamente desalojados. Unas 50 personas tuvieron que salir de sus viviendas, pero no todos pudieron hacerlo por la escalera, porque en esta zona se alcanzaron temperaturas muy altas. Por ello, muchos de ellos tuvieron que hacerlo a través de la azotea. El fuego, según la primera valoración, afectó entre cinco y seis viviendas, de este bloque de 24 pisos. El resto de viviendas también quedó afectada, o bien por el humo o por el agua que utilizaron los bomberos para sofocar el fuego. Un mujer arrojó a su hijo de seis meses por el patio interior, para que lo recogiera el vecino de abajo. El fuego se concentró en la parte de atrás del edificio.

El cadáver de la mujer no fue encontrado en un primer momento, ya que al concentrarse tanto humo los bomberos tuvieron muchos problemas para avanzar. Además, no se pudo entrar hasta que todos los vecinos fueron desalojados. Sin embargo, los familiares afirmaron que la mujer se encontraba en la vivienda. Después se confirmó que Margarita Rosselló estaba muerta y su cadáver apareció en la cocina, junto a un armario, y bajo los escombros. En el desalojo seis personas resultaron heridas leves y un bombero sufrió una intoxicación Más de 100 vecinos no pudieron regresar a sus casas porque la finca quedó clausurada. Los servicios sociales de Cort se encargaron de buscarles un lugar donde pasar la noche.