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Margalida Morro, de 78 años de edad, fue apuñalada el pasado domingo por la tarde por un interno de la residencia de ancianos de la Bonanova, en Palma. El agresor, a quien ella rechazó como pareja, le asestó dos puñaladas en el estómago. Una tercera la evitó porque «logré hacerle frente y conseguí marcharme». Esta mujer, que es viuda y que lleva más de tres años viviendo en esta residencia, se recupera de las lesiones que sufre en una habitación del Hospital de Son Dureta, donde permanecerá durante todas estas fiestas. La víctima explicó que el agresor, Diego P., ingresó en la residencia hace algo más de un año. «Desde que ingresó comenzó a dedicarme piropos. Yo no me sentía atraída, porque no me interesa ningún hombre».

La mujer se cansó de tanto halago, hasta que decidió decírselo, primero a Diego, y después a los responsables de la residencia. «Le llamaron la atención y le dijeron que me dejara en paz, que a mi no me interesaba iniciar ninguna relación». Las puertas de las habitaciones del agresor y de Margalida están una frente a otra. La mujer afirma que el hombre, que tiene unos 80 años de edad, solía estar atento a que ella saliera de la habitación para manifestarle su amor. Sin embargo, ella afirma que nunca le dedicó ninguna insinuación que le hiciera tener esperanzas de que iba a ser su pareja.

Días antes de la agresión, la mujer, según explicó a Ultima Hora , recogió una carta que fue dejada en su habitación. Quien escribía era el octogenario. «Me decía que me quería, que no podía vivir sin mi. También me anunciaba que si no correspondía en su amor, me mataría y después él se quitaría la vida». Margalida Morro cogió la carta y se la entregó a la dirección. Sin embargo, no dio más importancia al tema, pese a que siempre evitó coincidir con este hombre en las actividades que se realizan en la residencia.

El pasado domingo, según explicó, otra residente «ya me anunció que fuera con cuidado con ese hombre, porque sus intenciones no eran buenas». Por ello, la mujer al verle en la iglesia, ya no quiso entrar, pero horas después coincidió con él en el pasillo de la habitación. «Ese hombre me estaba observando. Cuando cerraba la puerta se dirigió hacia mi y me clavó el objeto punzante que llevaba, primero en el lado derecho de la barriga y después en el otro lado». La mujer, pese al dolor que provocó la agresión, se mostró dispuesta a defenderse. «Gracias a Dios siempre he sido una persona muy sana y evité que me clavara el cuchillo una tercera vez».

La víctima sacó fuerzas de flaqueza y se dirigió caminando hacia la enfermería de la residencia. Se encontró con el vigilante, y le explicó lo ocurrido. Cuando el vigilante entró en la habitación de Diego, éste ya se había autolesionado. Por ello tuvo que ser trasladado a Son Dureta, aunque está fuera de peligro. El hombre fue interrogado el lunes por la policía. La mujer quiso agradecer a través de este periódico el trato recibido en Son Dureta, así como el interés que han mostrado los trabajadores de la residencia. Por otra parte, la juez de guardia acudió ayer a tomarle declaración al agresor, que se encuentra detenido en el Hospital General tras ser trasladado desde Son Dureta. La juez decidió que, una vez recuperado de las lesiones, ingrese en prisión por un delito de intento de homicidio.