El padre de Sandra González se mostró ayer muy sereno, a pesar de
la tragedia que había destrozado a su familia. El hombre explicó
que conocía muy bien a Alberto, porque antes de que él y Sandra se
fueran a vivir a este domicilio de la calle Brunete, la pareja
había estado conviviendo unos cinco meses en su propia casa.
Explicó que su hija trabajaba como camarera de comedor en el hotel
«Linda» de Can Pastilla, y que Alberto era albañil. «No tenían
problemas económicos, los dos ganaban el dinero suficiente para
vivir». El hombre afirmó que Sandra había conocido al detenido
hacia unos tres o cuatro años. «Mi hija estaba muy enamorada de él.
Me pidió si podían vivir en mi casa unos meses para ahorrar un poco
de dinero para después independizarse».
El familiar no recordaba que durante los meses que el individuo
había vivido en su casa mostrara un carácter especialmente
violento, o que protagonizara alguna pelea con Sandra. «Era un
chico normal», señaló. Los padres de Sandra fueron informados de lo
ocurrido a través de la madre de Alberto, que les llamó por
teléfono ya que fue ella quien descubrió la tragedia. El padre
recordó que el miércoles esperaba que su hija acudiera a su casa a
comer al mediodía, pero no se presentó. Sus padres la estuvieron
llamando por teléfono durante toda la tarde, y no contestó.
La pareja, el día de Nochevieja, había estado cenando en el
domicilio de los padres de la joven de 22 años. «Parecía que los
dos se encontraban muy bien y no parecía que estuvieran peleados.
Después de tomarse las uvas se marcharon a tomar una copa y les
advertí que fueran con cuidado con la moto». El padre narró que la
madre de Alberto le había explicado que su hijo se había intentado
suicidar arrojándose con su moto por el torrent Gross. Al fracasar,
volvió a su casa e intentó cortarse las venas, pero tampoco pudo
matarse. El hombre confirmó también que el detenido, antes de
conocer a su hija, había estado ingresado en un centro de
desintoxicación porque había tenido problemas con el alcohol.
Los vecinos escucharon un ruido extraño a
medianoche
Varios vecinos que viven en el edificio que está situado enfrente
de la vivienda donde se produjo el asesinato escucharon a
medianoche un fuerte ruido. Laureano, uno de los vecinos, explicó
que su mujer salió al balcón y observó como el detenido salía de la
vivienda vestido con calzoncillos y camiseta. «Parecía que estaba
borracho». Al instante el hombre volvió a meterse en su casa y
ningún vecino sospechó que se había producido un asesinato.
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