El joven desaparecido desde que el pasado lunes salió a navegar con
una pequeña embarcación a motor del Portitxol logró ayer
comunicarse por teléfono móvil con el Centro de Coordinación de
Emergencias del 112, que dio aviso a un helicóptero de Salvamento
Marítimo y lo trasladó sano y salvo a Palma. Según informaron
fuentes del 112 y del Centro de Salvamento Marítimo de Palma, sobre
las 12.25 horas José Luis Cernuda Cladera, de 26 años de edad,
telefoneó al servicio de emergencias y consiguió comunicar con
bastante precisión la posición en la que se encontraba.
Un helicóptero que participaba en las labores de búsqueda de la
embarcación (una lancha de unos seis metros de eslora llamada
«Rumrunna») se desplazó hasta la zona indicada por el navegante y
le encontró a unas 30 millas (55 kilómetros) al norte de Eivissa y
30 millas al oeste del islote de sa Dragonera. Las mismas fuentes
explicaron que la embarcación había sufrido una avería en el motor
y había quedado a la deriva, mientras que la batería del teléfono
móvil que llevaba José Luis Cernuda se agotó después de que el
joven intentara repetidamente pedir ayuda sin disponer de
cobertura. El propio tripulante relató a los operadores del 112 que
para lograr contactar con este servicio había cargado su teléfono
con la batería de la lancha.
Ayer, dos embarcaciones de intervención rápida y un helicóptero
de Salvamento Marítimo se sumaron al rastreo iniciado el martes por
el buque de altura de este mismo Cuerpo y también participaron en
la operación un avión del Servicio Aéreo de Rescate y una
embarcación patrullera de la Guardia Civil. A pesar de las adversas
condiciones meteorológicas, amigos y familiares del joven
desaparecido también tomaron parte en la intensa operación de
búsqueda que abarcó 1.500 millas cuadradas de superficie marítima
entre Mallorca y Eivissa.
José Luis Cernuda se encontraba ayer tarde en el área de
urgencias de la residencia de Son Dureta, pero las fuentes
consultadas indicaron que su estado no era grave, y que en breve
podía recibir el alta médica. Tal y como adelantó este periódico,
desde el primer día ya se sospechó que la motora «Rumrunna» se
había quedado a la deriva por un fallo mecánico o por falta de
combustible. La posibilidad de que se hubiera hundido no se tuvo
tan en cuenta porque el temporal no era de tanto calibre.
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