El cadáver desnudo y carbonizado, perteneciente probablemente a un
extranjero de unos 30 años, fue encontrado por una pareja de
excursionistas cuando uno de ellos subió a lo alto de la torre del
Savinar. Las velas que en el piso inferior «rodeaban» al cuerpo
estaban aún encendidas y en el sitio, entre alimentos y otro
elementos de ceremonia, se localizó una brújula apuntando hacia es
Vedrà. Se cree que no habían pasado ni dos horas desde que se
produjo lo que los primeros indicios apuntan a un ritual de
inmolación practicado por la propia víctima.
La Guardia Civil mantenía ayer todos los frentes abiertos pero
la hipótesis de un macabro suicidio es la que más verosimilitud
tiene. El fallecido se había provisto de comida y bebida, alimentos
que consumió en parte antes de prenderse fuego, para lo que iba a
ser su último «viaje». Desde su atalaya estuvo un tiempo
indeterminado «meditando» hasta que ejecutó su muerte, posiblemente
cerca del mediodía.
Todo indica que se impregnó de gasolina y se cubrió con algunos
plásticos y cuero antes de encender la primera llama tras seguir
las instrucciones y dibujos de un libreto que se descubrió entre
unos pantalones. También se hallaron incienso y piedras, al parecer
de cuarzo, puestos de forma simbólica, así como varios collares y
pulsera de abalorios en pies y tobillos del muerto. Las velas, una
docena, a su vez, estaban colocadas dentro del dibujo de una
estrella con varios picos.
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