Consternación es la palabra que puede reflejar el sentimiento que
se respiraba ayer en Andratx al conocer la noticia del asesinato
del cabo de la Guardia Civil, Francisco Orellana. Lógicamente ese
mismo sentimiento puede trasladarse al cuartel de Palmanova y a la
Comandancia de Palma. En el cuartel de Andratx fueron decenas las
personas que pasaron a lo largo de todo el día, tanto vecinos de la
localidad como compañeros de Cuerpo de la víctima.
A nivel de autoridades, Eugenio Hidalgo manifestó a este
periódico su 'sentimiento de dolor por lo que ha ocurrido'.
Margalida Moner, alcaldesa de Andratx, dijo que el Ajuntament
'organizará algún acto oficial como homenaje al cabo fallecido,
pero todavía es muy pronto para saber cuándo y cómo porque es muy
reciente lo que ha ocurrido'. La alcaldesa expresó su dolor y
añadió que conocía personalmente al cabo porque en muchas ocasiones
ha ejercido de comandante del puesto. Margalida Moner terminó
diciendo que 'estamos a las órdenes de la Guardia Civil para lo que
necesiten'.
Con respecto a la familia de la víctima, tanto su ex mujer, de
nacionalidad sueca, como los dos hijos menores nacidos del
matrimonio, fueron visitados el pasado domingo por un psicólogo del
112. El profesional les dio asistencia en unos momentos en los que
conocieron lo ocurrido, por lo que se encontraban muy afectados.
Pese a que el cabo Francisco Orellana ha sido calificado entre sus
amigos como una persona reservada, lo cierto es que ayer quedó
demostrado que se había granjeado las simpatías de numerosos
vecinos, tanto de Andratx y comarca como de Calviá, donde residía y
también estuvo destinado durante años en el cuartel de Palmanova.
En concreto durante su estancia en Andratx, el cabo Orellana
ejerció de comandante de puesto en multitud de ocasiones por
ausencia de su sargento y amigo, Leyva.
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