Una sentencia ha sancionado a un año de prisión y a 24 fines de
semana de arresto a un empresario de Palma, de nacionalidad
alemana, que ha sido condenado por acosar sexualmente a su única
empleada, y por haberla amenazado después. El acusado, T.S., de 35
años de edad, tendrá que indemnizar a la víctima con 4.207 euros.
La empleada, como consecuencia de este acoso, entró en una fase
depresiva, de la que aún no se ha recuperado,y ha llegado incluso a
ser declarada en situación de incapacidad laboral transitoria.
Este empresario es el propietario de un centro de rayos Uva, que
está situado en Palma. La mujer llevaba dos años trabajando en este
centro. Sin embargo, a principio del año 1999 la relación con su
jefe fue cambiando. El acusado, «con ánimo libidinoso», comenzó a
pedirle a su empleada favores sexuales. Comenzó diciéndole que se
quitara la ropa, que se tumbara en la máquina y que mantendrían
relaciones. A continuación, como la mujer no accedió a sus deseos,
le anunció que le quedaba muy poco tiempo en la empresa y que «como
trabajaba para él tenía que hacer lo que le dijera, tanto a las
buenas como a las malas». Debido a que este acoso fue repitiéndose
la empleada abandonó el trabajo, pero antes tuvo que acudir varias
veces a un centro médico de urgencias por presentar crisis de
pánico y ansiedad.
La sentencia señala que, pese a que la relación laboral había
finalizado, el empresario alemán llamó por teléfono a la mujer.
Estas llamadas se realizaron los días 3 y 11 de mayo de 1999.
Fueron conversaciones amenazantes ya que le dijo, según recoge la
sentencia, «te queda poco para que te mate» y «como sigas así te
mato». La juez Begoña Guardo Laso, del Juzgado de lo Penal número 5
de Palma, se ha creído la versión de la víctima, y resalta que
debido al acoso al que fue sometida sufrió una depresión, que ha
trastornado su conducta y que todavía no ha superado.
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