El acusado fue declarado culpable de un delito de asesinato.

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El juez Antoni Terrasa, presidente del tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Palma, ha sentenciado a quince años de prisión a José Antonio Espejo Martín, que la pasada semana fue declarado culpable de un delito de asesinato. El juez refleja en la sentencia el veredicto que alcanzó el jurado popular, que declaró al acusado culpable de este delito con la agravante de ensañamiento y con la atenuante de encontrarse bajo los efectos del alcohol. El juez Terrasa impone una pena de prisión que no coincide con la que pidió el fiscal y el abogado de la acusación, que reclamaron 17 años de prisión. En cuanto a las indemnizaciones, el juez condena al acusado a que indemnice con 96.200 euros al hijo de la víctima y con otros 15 mil a sus padres.

Este crimen ocurrió en la localidad de Can Picafort en la noche del día 1 de octubre del año 2000 y le costó la vida a Félix Lamela, un albañil de origen gallego que esa noche salió de copas con el acusado. Los dos hombre, que vivían en el mismo edificio, estuvieron visitando varios bares de la zona y hubo varios testigos que les vieron discutir. A pesar de que el acusado mantuvo que era inocente, el jurado no se creyó su declaración y llegó a la conclusión de que había matado a su amigo cuando entró en el portal del edificio en el que vivían, después de que hubieran estado discutiendo, posiblemente por un motivo económico.

El acusado cuenta con amplios antecedentes policiales y hace pocos meses fue condenado por un atraco en una tienda de fotografías de la localidad de Pollença, donde se dejó su carnet de identidad. Sobre el crimen, el acusado dijo que esa noche no se marchó del bar junto a Félix, sino que la víctima se marchó antes. El acusado explicó que cuando llegó al edificio su amigo estaba tendido en el suelo, sobre un gran charco de sangre, pero que él no le había apuñalado. El jurado no le creyó.