El juez del Juzgado de Instrucción número 9 de Palma ha archivado
la denuncia que presentaron los hijos de Rafael Morales Castell, un
hombre que murió en la madrugada del día 15 de marzo del pasado
año. Esa noche el hombre sufrió un infarto. Estaba durmiendo, pero
se despertó de dolor y pidió ayuda a los dueños de la pensión en la
que vivía. Mientras el propietario acompañaba a Rafael al PAC en su
coche, su esposa se adelantaba para avisar al médico que estuviera
preparado.
La sorpresa fue que la puerta estaba cerrada y pese a que se
tocó el timbre insisténtemente y se dio golpes a la puerta, nadie
abrió. La situación era angustiosa y Rafael se encontraba cada vez
peor. Al final murió dentro de un coche. Esa noche la hija del
fallecido volvió al centro y, según la denuncia, el médico le dijo
que nadie había llamado a la puerta. Aunque es cierto que Rafael
estaba delicado y que ya había sufrido otros infartos, los hijos
decidieron denunciar los hechos, al tener la duda de si su padre se
habría podido salvar si hubiera recibido asistencia.
Los hijos ya dejaron claro en su denuncia que no perseguían una
indemnización económica, sino que se investigara el porqué nadie
abrió la puerta del centro médico, a pesar de que está obligado a
prestar asistencia las 24 horas del día. El juez, sin embargo, un
año después de presentarse la denuncia considera que no se produjo
ningún delito de omisión del deber de socorro. Esta decisión la ha
tomado, según afirman fuentes de la familia, sin haber investigado
qué personas se encontraban de guardia en el centro esa noche y
porqué no abrieron la puerta.
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