Imagen de la gasolinera atracada en Can Picafort. Fotos: ELENA BALLESTEROS.

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Un individuo que cubría su rostro con un pasamontañas e iba armado con una escopeta de caza asaltó en la madrugada del martes al miércoles una gasolinera de Can Picafort, de donde huyó con un botín aproximado de 900 euros (unas 150.000 pesetas). La Policía Judicial de la Guardia Civil y el cuartel de Santa Margalida han abierto una investigación para detener al delincuente.

De acuerdo con los datos recabados por este periódico, el atraco se produjo a las cinco y media de la madrugada, cuando el único empleado se encontraba solo en la estación de servicio. Por regla general, las gasolineras que abren de noche atienden a los clientes desde una ventanilla de seguridad, pero en esta ocasión no fue así y el hombre accedió al recinto sin problemas, armado con una escopeta de caza y con un pasamontañas que impedía su identificación.

A continuación encañonó a la víctima y le exigió que abriera la caja recaudadora y le entregara el dinero del interior. El trabajador no se resistió y siguió a rajatabla las indicaciones del delincuente, que nada más coger el dinero se dio a la fuga corriendo. El encargado, cuando se hubo recuperado del 'shock', se puso en contacto con la Policía Local y una patrulla se desplazó hasta la gasolinera, al igual que la Guardia Civil. Los especialistas de la Policía Judicial revisaron la estación en busca de huellas o indicios, y tomaron declaración al atracado para conocer la secuencia exacta de los hechos. Sin embargo, no pudieron conocer demasiados detalles sobre sus características físicas debido a que utilizaba pasamontañas. Con todo, se sabe que se dirigió al empleado en un correcto acento castellano.

Otra de las inquietudes policiales era conocer cómo escapó de la estación el sospechoso, y en este sentido aunque salió corriendo no se descarta que hubiera aparcado en las inmediaciones un coche o una moto. Se da la coincidencia de que la víctima del atraco con arma de fuego ya fue asaltado en otra ocasión, en similares circunstancias. Los dos empleados que ayer se encontraban en el negocio explicaron que su compañero no trabajaba por la mañana y reconocieron que tenían «bastante temor» de que el atracador pudiera regresar.