El único encarcelado por el crimen del taller de Pollença regresó
ayer al escenario acompañado de la Guardia Civil y la jueza de
Inca, a fin de realizar la reconstrucción de los hechos.
Poco después de las seis de la tarde una comisión judicial
formada por casi una veintena de personas llegó al taller Auto-Xapa
de la calle Cecilio Metelo, y uno de los trabajadores les franqueó
el paso. Juan M.B. había sido excarcelado poco antes para que
pudiera explicar in situ cómo se desarrollaron los acontecimientos
que se saldaron con la muerte de Christian Leitch, un empresario
dedicado a la compra y venta de coches. El dueño del taller
mecánico ha declarado que su intención no era acabar con la vida
del alemán, aunque entre ambos se produjo un forcejeo y el arma que
supuestamente portaba Leitch se disparó y lo alcanzó en el cuello.
El extranjero quedó tendido en el trastero del establecimiento
inerte. La Policía Judicial de la Guardia Civil, sin embargo,
sostiene una versión muy distinta de los hechos y no cree que
fueran tan «accidentales» como los describe el mecánico.
En este sentido, los investigadores mantienen que fue Juan M.
quién había comprado el revólver Taurus de fabricación brasileña
con el que se efectuó el disparo mortal y hace algunos días detuvo
a otro alemán por la venta ilegal del arma.
La jueza del caso le realizó ayer en el taller una serie de
preguntas al único encarcelado para despejar ciertas dudas que aún
tenía y luego el hombre regresó a la prisión de Palma. El origen de
la disputa entre los dos fue una deuda que supuestamente Leitch
había contraído con el acusado, y que ascendía a unos 24 mil euros
(unos 4.000.000 de pesetas). El informe definitivo de la Policía
Judicial de la Guardia Civil todavía no ha sido entregado a la
jueza de Inca y de momento, por tanto, no se ha concretado si los
hechos acaecidos serán calificados por los agentes de homicidio o
asesinato.
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