Un obrero muerto y otro con una cadera fracturada es el balance del
suceso ocurrido ayer por la mañana en la huerta de un convento de
Valladolid, donde ambos operarios fueron sepultados al derrumbarse
una de las paredes de una zanja de tres metros de profundidad que
habían excavado para renovar la red de saneamiento.
M.C.V, de 46 años, fue rescatado sin vida hacia las 13'00 horas
después de permanecer enterrado en posición vertical hasta el
cuello desde las 9'20 de la mañana, cuando se produjo este suceso
en la huerta del Convento de San Joaquín y Santa Ana, situado en el
centro de Valladolid.
Su compañero, A.M.P., de 41 años, fue evacuado sobre las 10'50
en una ambulancia médica hasta el Hospital Pío del Río Hortega,
donde se le apreció una fractura subtroncocantérea en su cadera
izquierda de la que posteriormente fue tratado en el Hospital Campo
Grande, informaron en fuentes sanitarias. Ambos trabajadores,
contratados por la empresa constructora Zarzuela, se disponían a
apuntalar las paredes de una zanja que habían horadado con una
excavadora, cuando una de ellas cedió sobre M.C.V. y le cubrió por
completo, aunque posteriormente se le pudo descubrir la cabeza y
aplicarle una mascarilla con oxígeno.
El otro operario quedó cubierto hasta la cintura, pero fue
rescatado una hora y media después de ser atendido en el mismo
lugar del suceso por facultativos de dos ambulancias médicas
desplazadas hasta el lugar, quienes le administraron calmantes para
aliviar el dolor que le produjo la fractura de su cadera
izquierda.
Una dotación de bomberos recuperó el cuerpo, ya sin vida, de
M.C.V., que no pudo resistir a pesar de haber recibido oxígeno a
través de una mascarilla. El concejal de Seguridad y Vialidad del
Ayuntamiento de Valladolid, Manuel Sánchez, siguió de cerca todas
las labores de auxilio de los dos obreros e informó a los medios de
comunicación de todo lo sucedido en cada momento.
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