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De forma habitual se suele decir que para adiestrar a los perros antidroga de la policía se les da de comer droga. «Claro, y siguiendo esta misma regla, ¿qué se les da de comer a los perros para que detecten explosivos o la presencia de personas que han quedado sepultadas bajo escombros debido una catástrofe?». «Además creo que los perros iban a durar muy poco si les diésemos droga para comer». Una unidad de guías caninos del CNP, compuesta por nueve agentes que disponen de 12 perros, se desplaza a la Isla para para reforzar la vigilancia policial durante los meses de verano.

Los mismos agentes son los que a diario van adiestrando a los perros, que generalmente son pastores alemanes, aunque también se utilizan rottweilers, labradores y cockers. «Cada perro sólo puede ser adiestrado para oler y detectar una única cosa, porque cada situación es completamente distinta», comenta uno de los guías caninos desplazados a Mallorca. «En el caso de la droga, si muerden la maleta en la que han detectado que está o rascan el paquete no pasa nada, pero si son explosivos la cosa cambia totalmente». Los perros son enseñados de otra manera y al oler un posible artefacto se sientan en ese lugar y no se mueven.

La policía siempre compra los perros y a partir del año los empieza a adiestrar. En los últimos años ha habido criadores que se han especializado en la venta de canes para la policía, Protección Civil o algunas ONG «y como ya saben lo que buscamos es más fácil, luego si el perro es bueno suele durar unos diez años», matiza el mismo miembro de la unidad de guías caninos. «Siempre es como un juego, se enseña al perro a oler algo y cuando acierta se le da un premio o se juega con él».

En la mayoría de ocasiones se simulan situaciones reales, «es decir, que si se tiene que adiestrar al perro para localizar a personas sepultadas, generalmente se entierra a uno de los compañeros y el animal lo busca, porque si no fuese como en la realidad a la hora de la verdad podría confundir olores».