Se repitió la misma escena, pero con otro final. El hombre de color
que el domingo se subió a la grúa de unas obras de la calle Heura
para pedir que le pagasen unos atrasos y bajó después de cuatro
horas, volvió a subirse de nuevo a la grúa ayer por la mañana.
Numerosos vecinos se arremolinaron en el lugar y parte de la calle
tuvo que ser cortada al tráfico.
Durante el tiempo que estuvo subido se escucharon muchas
versiones; que si iba bebido, que si había protagonizado varios
incidentes en los últimos días, que si le debían dinero, y
demás.
Lo único cierto es que el hombre, llamado Kevin, dejó de
trabajar ayer en la empresa que construye el bloque de edificios
donde está la grúa, ya que fue despedido. El jefe de la obra
explicó que no entedía por qué el trabajador se subió a la grúa
«porque no se le debe nada». Desde hace un año trabajaba en la
empresa y «no había causado problemas, pero estos dos días no
entendemos su comportamiento».
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