Manuel Llinás Fiol, el hombre que el pasado viernes por la noche
estranguló a su novia en una vivienda de la calle Ausiàs March, se
encuentra ingresado en el área psiquiátrica del hospital de Son
Dureta, ya que parece que sus facultades mentales están
perturbadas.
Al margen de ello, ayer la barriada donde se produjo este crimen
era un hervidero de comentarios entre los vecinos sobre lo
ocurrido, sobre todo los que conocían a este hombre. Casi nadie
tenía un buen recuerdo de él, ya que parece ser que mantenía
continuas disputas con sus vecinos por problemas de convivencia, y
le consideraban un individuo extraño y poco comunicativo.
El tercer piso de este edificio, donde apareció muerta la joven
Beatriz Garau Hotman, que fue estrangulada, permanecía ayer
precintado por orden policial. Tal como informó ayer este
periódico, fue el propio individuo el que sobre las nueve de la
noche llamó a la policía y dijo que había matado a su novia. Se
encontraba en estado de 'shock' y dijo que estranguló a Beatriz
después de presenciar juntos, y ambos desnudos sobre el sofá, una
película de terror. Sus palabras no coincidían con las pruebas que
se recogieron en el escenario del crimen, ya que la cinta de vídeo
era de una película del Oeste.
Sin embargo, lo que cada vez parece más claro es que el detenido
era una persona muy obsesiva. En su casa se encontraron, repartidos
por varias habitaciones, aparatos de informática. Manuel Llinás
estaba con asiduidad conectado a la red de internet y se cree que
participaba en juegos de carácter violento. Esta circunstancia,
según fuentes próximas a la investigación, podría explicar su
repentina reacción al estrangular a Beatriz Garau. La policía
comprobó que en el momento de los hechos había en el ordenador un
juego de estas características. Los vecinos recordaban que Manuel
Llinás, antes de iniciar esta relación con Beatriz (con la que
convivía desde hacia un año), compartió la vivienda con otra mujer,
que era abogada. Sin embargo, la relación con su anterior pareja
fue muy violenta. Las peleas eran continuas y la Policía Local
intervino varias veces por requerimiento de los vecinos, aunque
policialmente no figura ninguna denuncia contra el detenido.
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