Los investigadores tienen clara una circunstancia: la muerte de la
joven todavía sin identificar no se produjo precisamente entre los
matorrales donde fue encontraba el jueves.
Se trata de un detalle de gran relevancia para la Policía
Judicial y que podría significar que la mujer encontró la muerte
lejos de la finca -o quizás no tan lejos- y luego alguien la
escondió entre los matojos para ocultar el cuerpo y dificultar la
investigación. El hecho de que durante este verano haya llovido en
abundancia, unido con las altas temperaturas que se han alcanzado
de forma intermitente, han acelerado al parecer el estado de
momificación del cuerpo, que ha permanecido a la interperie desde
el día de la muerte.
Los investigadores remitirán a laboratorios de Barcelona y
Madrid muestras de la fauna cadavérica para concretar casi con
exactitud cuándo se produjo el óbito y dónde. De ahí la importancia
de la inspección ocular que se inició en la tarde noche del jueves
y se prolongó hasta las 14.00 horas de ayer. Los agentes 'peinaron'
todo el perímetro próximo a los matorrales del hallazgo, con
minuciosidad casi obsesiva,y luego se centraron en el punto
concreto dónde apareció el cadáver. El hecho de que apareciera en
bragas y sujetador se interpreta en círculos policiales como casi
una evidencia de que fue víctima de una agresión sexual, pero el
avanzado estado de descomposición hará casi imposible confirmar
este extremo.
Otra hipótesis policial que cobra fuerza es que el cuerpo sin
vida de la infortunada pudo ser trasladado hasta la finca en el
interior de un coche, que se adentró pocos metros en el camino
principal, ya que el cadáver apareció muy cerca de la puerta de
entrada, en la carretera s'Arenal-Llucmajor. Al cierre de esta
edición la prioridad de los investigadores seguía siendo determinar
la identidad de la fallecida, a fin de agilizar todas las
diligencias y buscar al culpable.
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