Los vehículos quedaron destruidos. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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El depósito de coches de Son Reus, en Palma, registró en la noche del sábado al domingo el enésimo incendio, que al igual que los otros siniestros tuvo un origen al parecer intencionado. El fuego arrasó una treintena de vehículos y los bomberos permanecieron en el recinto casi tres horas para controlar por completo las llamas.

Un portavoz del Cos de Bombers de Palma informó de que la alarma por el incendio se recibió a las 23.00 horas, después de que los vecinos detectaran llamaradas en el depósito. «Cuando llegamos no había nadie en los alrededores, así que no podemos asegurar que fuera intencionado, pero lo cierto es que es muy raro que ardan así por las buenas 30 coches que estaban aparcados», comentó la citada fuente. Un vehículo autotanque del parque central recibió apoyo de otro nodriza, ya que las llamas estaban muy extendidas y era necesario arrojar grandes cantidades de agua: «En estos casos el problema es que las llamas afectan a los líquidos inflamables y a las gomas del motor y de las partes ocultas del coche, por lo que aunque tires muchísima agua siguen saliendo llamas», añadió. De hecho, los funcionarios que se desplazaron hasta Son Reus permanecieron hasta casi las dos de la madrugada en aquellas instalaciones, asegurándose de que el fuego no se propagaría a otros turismos y apagando los nuevos focos que surgían de forma intermitente. Agentes de la Policía Local de Palma también se desplazaron al depósito municipal y abrieron una investigación in situ para aclarar lo ocurrido y confirmar si, tal y como parece, el origen del incendio fue intencionado.

Los policías dieron una batida por los alrededores en busca de sospechosos, pero no encontraron a nadie. Desde principios de año los bomberos y la policía han acudido al menos una vez al mes al recinto de recogida de vehículos a causa de algún incendio, que en este tiempo han destruido centenares de automóviles y furgonetas, la mayoría para desgüace. Ayer por la tarde este periódico pudo constatar lo fácil que es acceder a Son Reus: la verja que delimita el recinto presenta agujeros en casi todos sus tramos y por si eso fuero poco la puerta de entrada permanece abierta. Con este panorama, es frecuente observar en su interior la presencia de desconocidos que buscan piezas de recambio o de pandillas juveniles que 'matan' el tiempo entre las hileras de coches. La policía cree que alguna de estas bandas está detrás de los incendios.