6.000.000 de euros (más de 1.000 millones de pesetas) era una
cantidad demasiado apetecible. Eso es, al menos, lo que debieron
pensar los ocho empresarios de Palma, Muro y Santa Margalida a los
que Antonio B.M. prometió jugosos beneficios si le ayudaban a sacar
ese dinero de una supuesta cuenta bancaria en Nigeria, que
realmente no existía. El presunto estafador mallorquín, que ayer
quedó en libertad tras declarar ante el juez de guardia, había
tejido perfectamente una historia que desde el principio consiguió
captar la atención de los ahora afectados, que también pretendían
obtener beneficios económicos de su «colaboración» con Antonio B.
El hombre, de 56 años, contó hace tres meses que había trabajado
en Nigeria, en una conocida compañía petrolera, y que debido a los
avatares políticos del país había tenido que abandonarlo dejando
6.000.000 de euros en un banco. En la actualidad, dijo, su
situación económica no era tan boyante y necesitaba la ayuda de
otras personas para pagar los trámites burocráticos y sacar esa
cantidad. El anzuelo funcionó y la primera víctima convenció a un
familiar para que participara en tan lucrativa operación, mientras
que éste otro también embarcó a un amigo y así hasta contabilizar a
los ocho afectados.
Los beneficios que presuntamente se iban a repartir oscilaban
según la participación de cada uno: es decir, si por ejemplo
invertían 10.000 euros se les garantizaban 300.000 más, de tal
manera que cuanto más recibía Antonio B. más ganaría el
'prestamista'. A medida que transcurrían las semanas y los
inversores se inquietaban el presunto estafador se encontraba más
atosigado y finalmente, hace pocos días, les comunicó que el martes
viajarían a Zúrich (Suiza) para entregar 108.000 euros y agilizar
de forma definitiva los trámites.
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