Según informó ayer la Policía, el homicida dejó escrito hasta el
orden en el que perpetraría los asesinatos, que llevó a cabo
después de espiar los movimientos de sus víctimas durante cinco
días, oculto en una autocaravana aparcada en las inmediaciones. La
psiquiatría criminal se encuentra ahora con un caso de venganza por
parte de un marido despechado, que no aceptaba la separación y que
fue capaz de escribir con todo lujo de detalles el guión de su
último acto de locura. De este rapto de odio dejó voluntariamente
fuera a su hija de 7 años -que vivía con la madre y que era uno de
los motivos de litigio-, ya que esperó a que tomara el autobús
escolar antes de desencadenar el mortal tiroteo.
En un vídeo que grabó para la posteridad, Antonello le dedica
las únicas palabras armoniosas y de cariño que la Policía ha podido
encontrar entre las innumerables cartas y notas que había escrito
en días y meses precedentes. Junto a los planes que preparó para
sus víctimas, el diario del asesino múltiple de Chieri recoge
anotaciones sobre la necesidad de cumplir con su objetivo con la
máxima frialdad. «Tengo que estar muy tranquilo (...) me debo
levantar a las 5 y acordarme de tomar las pastillas sedantes», son
algunas de las frases que se reproducen en el diario referidas por
los investigadores.
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