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Juan Miguel Perpinyá comienza la entrevista mostrando un cierto pesimismo sobre la posibilidad de que le concedan al guardia poder vivir con su compañero sentimental en el pabellón.

-¿Por qué este pesimismo?
-Pues porque los mandos van a utilizar el artículo de la Orden General en el que se especifica que sólo tienen derecho a ocupar los pabellones las parejas heterosexuales. Con respecto a este artículo tengo que decir que la orden es del año 1994, se modificó en el 97, y después en el 2000 se introdujo la palabra 'heterosexual', quizás porque desde la Dirección General ya se veía venir lo que le podía ocurrir.

-¿Está usted diciendo poco menos que en el Cuerpo hay más agentes gay y lesbianas?
-Por supuesto que sí.

-¿Y se refiere usted a Balears?
-Hablo de Balears porque es el terreno que conozco, puesto que desde hace dos años y medio soy el secretario general de la Asociación, antigua Coproper. Digamos que algunos gays y lesbianas han acudido a la asociación a plantearnos su problema. Pero ninguno hasta ahora se había decidido a darlo a conocer de la manera que lo ha hecho el agente que ha originado toda esta polémica, quizás porque temían la represión y todas esas cosas que ocurren en el Cuerpo cuando un componente dice abiertamente que no es heterosexual.

-¿Cree pues usted que el caso que ahora se está tratando no será más que la 'punta de lanza' de otros muchos?
-Pienso sinceramente que sí. Mire usted, en nuestra Constitución no se puede discriminar a nadie por el hecho de ser homosexual, y en la Guardia Civil se está haciendo. Los tiempos han cambiado y el Cuerpo tiene también que hacerlo, porque creo que así lo demanda la sociedad y, sobre todo, porque las leyes y la Constitución dan la razón a estas personas.

-¿Siguen ustedes teniendo miedo a la represión?
-Desde la Asociación trabajamos para que todos estos casos se normalicen y para que se produzca un cambio de mentalidad en el Cuerpo. Sabemos que es difícil, pero no desistiremos en nuestro empeño. Le voy a poner un ejemplo de las arbitrariedades que dan en el tema de los pabellones. Un agente que vive en estas casas no dispone de la intimidad a la que tiene derecho, simplemente porque en algunos casos el mando del cuartel no deja entrar en la vivienda a la persona que no sea de su gusto. Así de claro. Para acceder a las viviendas hay que pasar antes por el control del cuartel y los mandos saben, o pueden saber, quién entra y quién sale, y creo que esto tampoco es justo ni legal. En el asunto que ahora hemos iniciado, con el agente que pide vivir con su compañero, seguiremos apoyándole hasta el final, porque estamos convencidos de que tiene toda la razón y de que legalmente tiene todo el derecho a que le den lo que pide.