Henry todavía tiene reflejado el susto en los ojos. Por fortuna,
las lesiones ya han curado, pero al joven ecuatoriano apaleado el
martes frente a los cines Chaplin de Palma «por ser negro» -tal y
como adelantó ayer este periódico- no acaba de entender el
episodio.
«A la una de la tarde iba paseando con un amigo búlgaro por la
calle Médico José Darder y se nos acercaron tres jóvenes que no
conocíamos de nada y le dijeron a mi compañero: '¿Por qué andas con
un negro hijo de puta?'. Nosotros no respondimos y nos dejaron
marchar, pero dos horas después, cuando estaba solo, me cogieron y
me dieron una paliza. Yo me intenté defender, pero me tiraron al
suelo y no me dieron ninguna opción», contó ayer el menor, que
cursa Tercero de ESO en el colegio de Santa Mónica.
Nelson Hurtado, el padre de la víctima, lleva tres años
trabajando y viviendo en Mallorca, donde regenta una carnicería.
Henry llegó hace solo unos meses y ya ha tenido que superar un
obstáculo importante: una agresión por motivos racistas. «Hemos
puesto una denuncia en el juzgado de guardia para que esto no
vuelva a suceder, porque mi pregunta es: ¿a cuántos inmigrantes más
les puede pasar lo mismo?». Con todo, Hurtado reconoce que la
situación en la Isla no es tan preocupante como en otros sitios,
donde las agresiones racistas se repiten con demasiada
frecuencia.
Sobre la paliza, el estudiante apaleado recuerda que uno de sus
agresores tenía un piercing en la ceja izquierda y ha agradecido la
reacción de sus compañeros de escuela, que le han enviado cartas de
ánimo y solidaridad. Por su parte, la Unión Sindical Obrera (USO)
de Balears manifetsó ayer en relación a los hechos denunciados que
«consideramos que se trata de un hecho muy preocupante, que refleja
la discusión que generan los diferentes sectores de la sociedad»,
añadiendo que «hay determinados grupos políticos que pueden
alimentar este tipo de violencia racial».
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