Olivia C. y Francisco Javier C., la novia y un amigo
respectivamente del único encarcelado por el crimen de Maria
Antònia Colom Vich, han sido arrestados por segunda vez en una
semana por la Guardia Civil, que cree que en su primer
interrogatorio ocultaron datos de vital interés para la
investigación.
La mujer y el ecuatoriano viven en una planta baja de la calle
Cap Blanc de Son Roca, donde también residía Patricio Arturo G.V.,
el presunto asesino, y otros implicados en el caso. Olivia y
Francisco Javier quedaron en libertad tras declarar el sábado ante
la autoridad judicial de Inca, pero ayer la Policía Judicial
procedió de nuevo a su detención. Los agentes encargados de
esclarecer el crimen tienen la certeza -que intentan acreditar con
pruebas- de que los dos sabían todos los detalles del salvaje
crimen de Maria Antònia, algo que negaron de forma reiterada.
De momento ya se han practicado doce detenciones relacionadas
con el asesinato de la funcionaria palmesana y se está a la espera
de localizar a un individuo colombiano, cuya novia -llamada María-
fue arrestada en la noche del viernes y ha quedado en libertad. Los
dos pisos de Son Roca propiedad de los sospechosos han sido
registrados por la Unidad Especial llegada expresamente de Madrid,
y que ha utilizado un sistema casi pionero para buscar huellas,
restos de sangres, semen o incluso un pelo. Para realizar las
inspecciones los agentes apagaron las luces de las casas y entraron
vestidos con monos herméticos. Una vez en el interior, mediante
fogonazos de distintos colores -desde tonalidades violetas a
rojizasfueron buscando indicios. El mecanismo se repitió en la casa
de Barón de Pinopar donde vivía Maria Antònia y también en su coche
marca Smart y en otro Seat Córdoba adquirido por uno de los
ecuatorianos detenidos. El objetivo es saber dónde fue degollada la
mujer.
Sobre la fecha de su muerte también ha trascendido que los
investigadores barajan la fecha del día 5, martes, como la más
probable. Ese día la víctima compareció en los juzgados, pero luego
se le perdió la pista y no se han encontrado testimonios que la
recuerden después en su casa, con su familia o con amigos. Además,
cuando apareció el cadáver carbonizado en la cuneta de la carretera
Inca-Llubí, el día 11, los forenses adelantaron que llevaba cerca
de una semana muerta, por lo que la fecha coincidiría.
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