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La novia del principal acusado por el asesinato de Maria Antònia Colom Vich y un amigo de éste ingresaron ayer tarde en la cárcel de Palma después de declarar durante más de seis horas en los juzgados de Inca ante la magistrada encargada del caso. De esta forma, ya son tres los sospechosos que están en prisión y nueve los que han quedado en libertad tras ser interrogados. Olivia C.M. y Francisco Javier C.C., ambos vecinos de la calle Cap Blanc de la barriada palmesana de Son Roca, fueron trasladados en un vehículo policial a las diez de la mañana de ayer desde la Comandancia de Palma hasta los juzgados de Inca.

La pareja, que vivía en el mismo piso que Patricio Arturo G.V., el supuesto autor material del crimen, ya fue arrestada la semana pasada, pero en aquella ocasión tanto el ecuatoriano como la mujer española negaron cualquier relación con los hechos y quedaron en libertad con cargos. La Policía Judicial continuó de forma frenética con las gestiones que le han llevado a esclarecer casi por completo la muerte de Maria Antònia y fruto de estas nuevas diligencias aparecieron nuevos indicios y también pruebas de que Olivia y Francisco Javier sabían más de lo que habían contado.

Para los investigadores «está muy claro» su grado de implicación, en el sentido de que supuestamente fueron informados por el propio Patricio Arturo de la muerte violenta de la vecina de Palma y no contaron la verdad, convirtiéndose en encubridores. La declaración de los dos encausados se prolongó casi hasta las seis de la tarde, con un receso a las 15.00 horas para que la jueza pudiera comer, y finalmente la titular del juzgado de instrucción número 1 de Inca encontró suficientes indicios inculpatorios contra los dos como para decretar su ingreso en prisión, que se consumó poco después.

Ayer por la tarde la Oficina Periférica de Comunicación (OPC) de la Guardia Civil remitió un comunicado sobre el crimen en el que explica, por primera vez de forma oficial, lo que ya adelantó Ultima Hora : que el intento de suicidio de uno de los ecuatorianos en el dique del Oeste, con joyas de la fallecida en su poder, fue la pista que permitió encajar todas las piezas de la investigación.