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EFE-SYDNEY
Miles de bomberos tratan de apagar las gigantescas llamas que, favorecidas por el viento y la sequía, provocaron ayer la muerte de una persona y cercaron Sydney, donde centenares de hogares permanecían amenazados. Con ésta son ya tres las personas muertas a causa de los incendios que comenzaron esta primavera en Nueva Gales del Sur, después de que la última víctima perdiera la vida al intentar salvar a sus caballos.

Los 30 focos que rodean el área metropolitana de Sydney y otra treintena que arrasan diversas partes del Estado son peores que los ocurridos en la pasada Navidad, alertó el líder de Nueva Gales del Sur, Bob Carr. En las denominadas «Navidades Negras» de 2001, el fuego asoló más de 500.000 hectáreas en menos de un mes y costó al Estado unos 50 millones de dólares. Este año los bomberos están más preparados y cuentan con la ayuda de dos nuevos helicópteros cisterna.