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Dos supuestos empleados de una empresa de transportes se las apañaron hace pocos días para colocar una caja de grandes dimensiones en una casa entre Santanyí y Felanitx, con la excusa de que se trataba de un envío urgente. Los dueños de la vivienda replicaron que ellos no habían solicitado el envío, pero no detectaron que en el interior de la caja se había ocultado un ladrón, que aprovechó el momento en el que se encontró solo para salir y robar lo que halló de valor.

Según ha podido saber este periódico de fuentes policiales, los hechos ocurrieron a principios de semana, cuando los inquilinos de una casa se vieron sorprendidos por la visita de unos transportistas, que les explicaron que en la furgoneta traían «su» pedido. El matrimonio se mostró confundido e intentó aclarar de qué envío se trataba, pero finalmente les comunicaron que se habían equivocado, ya que ellos no esperaban una caja de esas dimensiones.

Los transportistas insistieron en que la dirección había sido verificada y antes de marcharse, para asegurarse del éxito de la operación, les recomendaron que no tocaran la caja por si realmente había existido un malentendido. De esta forma, los delincuentes se aseguraron de que los dueños de la vivienda no tocarían el envío y que el «infiltrado» no sería descubierto. El hampón camuflado esperó pacientemente a que la dependencia estuviera vacía y entonces salió del interior de la caja y se dedicó a buscar dinero o efectos de valor.

Luego regresó al envoltorio de cartón, que tenía las dimensiones aproximadas de una nevera, y se cerró de nuevo por dentro, sin que los dueños de la casa lo advirtieran. Antes de que el matrimonio pudiera descubrir el robo, los «transportistas» regresaron a la vivienda y se «disculparon» explicando que, en efecto, se habían equivocado y debían llevarse la caja a otra dirección. El sistema delictivo del «Caballo de Troya» había funcionado.