El Grupo de Homicidios está realizando numerosas gestiones para esclarecer el crimen.

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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
La autopsia practicada ayer a los restos mortales de Sebastián Monserrat, el vecino de Palma asesinado en su piso de la calle Pere Llobera, ha revelado que el jubilado, de 76 años, recibió más de una puñalada mortal. Los médicos forenses que examinaron el cuerpo del anciano apreciaron cuchilladas en el tórax, la cabeza, las piernas y ambas ingles, lo que provocó que perdiera una gran cantidad de sangre.

Asimismo, la autopsia ha desvelado que la víctima mortal no se defendió o no tuvo ocasión de hacerlo, ya que no presentaba las típicas marcas producidas al ofrecer resistencia a una agresión. De las cinco puñaladas contabilizadas, varias de ellas le alcanzaron zonas vitales y provocaron su muerte, y también se ha podido concluir que el arma homicida era de una tamaño considerable y que el asesino la empuñó con fuerza, ya que eran cuchilladas profundas.

El Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía continuaba ayer con las frenéticas gestiones para localizar al criminal, del que se sospecha que es una amistad masculina de Sebastián Monserrat. Los agentes han registrado la casa de la calle Sant Joan número 12 de Llucmajor donde el jubilado vivió con su madre hasta la muerte de ella, en 1989, y que todavía era de su propiedad.

Antes de ser asesinado, hace unos quince días, Sebastián fue visto por los vecinos en aquella vivienda acompañado de dos hombres y por eso los investigadores han inspeccionado las habitaciones en busca de alguna prueba. El fallecido, que no tenía familia directa, sólo primos y sobrinos, gozaba de una buena posición económica y además de su piso de Palma y de Llucmajor tenía al menos dos casas más. También poseía unos terrenos que recientemente un vecino le ofreció comprar por 30.000 euros (unos 5.000.000 de pesetas).