Asimismo, la autopsia ha desvelado que la víctima mortal no se
defendió o no tuvo ocasión de hacerlo, ya que no presentaba las
típicas marcas producidas al ofrecer resistencia a una agresión. De
las cinco puñaladas contabilizadas, varias de ellas le alcanzaron
zonas vitales y provocaron su muerte, y también se ha podido
concluir que el arma homicida era de una tamaño considerable y que
el asesino la empuñó con fuerza, ya que eran cuchilladas
profundas.
El Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía continuaba
ayer con las frenéticas gestiones para localizar al criminal, del
que se sospecha que es una amistad masculina de Sebastián
Monserrat. Los agentes han registrado la casa de la calle Sant Joan
número 12 de Llucmajor donde el jubilado vivió con su madre hasta
la muerte de ella, en 1989, y que todavía era de su propiedad.
Antes de ser asesinado, hace unos quince días, Sebastián fue
visto por los vecinos en aquella vivienda acompañado de dos hombres
y por eso los investigadores han inspeccionado las habitaciones en
busca de alguna prueba. El fallecido, que no tenía familia directa,
sólo primos y sobrinos, gozaba de una buena posición económica y
además de su piso de Palma y de Llucmajor tenía al menos dos casas
más. También poseía unos terrenos que recientemente un vecino le
ofreció comprar por 30.000 euros (unos 5.000.000 de pesetas).
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