A.SEPÚLVEDA/P.MATAS
«¡Esto es increible!», exclamó Joan Fageda en la plaza de Quadrado.
Eran las once y cuarto de la noche del viernes y frente a él estaba
un joven que se había lesionado una pierna. Hacía más de 20 minutos
que desde la emisora de la Policía Local se había reclamado la
presencia de una ambulancia, pero esta no llegaba. El alcalde
ordenó entonces que el joven fuera trasladado al hospital en el
coche policial, y cuando se acomodaba al herido en el vehículo por
fin llegó la ambulancia. Durante la larga espera el alcalde fue
informado de que este es «el pan de cada día» con el que se
encuentran los agentes, que anotan en sus partes de actuaciones las
tardanzas de las ambulancias. Entonces Fageda se cabreó. No lo pudo
evitar mientras era testigo directo de la impotencia que se siente
en estos momentos de angustia.
Un policía llamado Joan Fageda
El alcalde patrulló las calles de Palma la noche del viernes en un vehículo de la Policía Local
05/01/03 0:00
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