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Las 46 personas que viajaban a bordo del avión Fokker F28 de la aerolínea TANS, desaparecido el pasado jueves, murieron después de que la nave explosionara tras estrellarse contra una montaña en las cercanías de la ciudad nororiental peruana de Chachapoyas. Entre las víctimas había una mujer española. El accidente fue confirmado ayer por las autoridades peruanas después de que patrullas de búsqueda aérea y terrestre ubicaran los restos esparcidos en un área de 400 metros en el cerro «Coloque», a 3.300 metros de altitud y a diez millas de Chachapoyas. El ministro de Transportes peruano, Javier Reátegui, explicó que la nave impactó directamente en el farallón de la montaña y que el choque desintegró el avión «tanto como a los pasajeros y los tripulantes». El ministro de Salud, Fernando Carbone, señaló que la nave explosionó, por lo que las patrullas de rescate que llegaron al lugar «no han logrado encontrar cuerpos ni partes grandes del avión, sólo restos muy pequeños».

Las tareas de rescate son coordinadas personalmente en Chachapoyas por Reátegui, Carbone y el ministro del Interior, Gino Costa, quienes mantienen constante reuniones con el jefe del comando de Operaciones de Búsqueda y Rescate de la Fuerza Aérea, Juan Rodríguez.

La geografía del lugar del accidente es de difícil acceso y la gran cantidad de fango existente dificulta las labores de las patrullas que inspeccionan los restos de la nave.