El detenido ha reconocido los hechos y niega que mantuviera relaciones con la víctima. Foto: J.F.M.

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La fiscal Concepción Ariño anunció ayer que imputará un delito de asesinato a Manuel R.G., el hombre de 36 años de edad, que fue detenido por la muerte de Sebastián Monserrat Tomás, cuyo cadáver fue descubierto el pasado día 14 de diciembre en su domicilio de la calle Pere Llobera, en la barriada de Pere Garau, en Palma. El presunto criminal, que ha reconocido que había sido él quien había matado a la víctima y que lo había hecho tras una discusión motivada por un móvil económico, fue trasladado ayer a presencia del juez Enrique Morell, del Juzgado de Instrucción número 9 de Palma. El juez había organizado la «vistilla» que exige la ley del jurado, en la que la acusación, en este caso la Fiscalía, anuncia al detenido el delito que le imputará, en este caso el de asesinato, pues se considera que Manuel R.G. actuó con alevosía ya que la víctima no tenía lesiones de defensa. El acusado fue asistido en esta comparecencia judicial por la letrada Aina Mesquida, que también le defenderá en el juicio ante el jurado popular, que solicitó al juez que ordene que se le realice al detenido una prueba psiquiátrica y otra psicológica para comprobar su estado mental.

La fecha del crimen no se ha podido determinar, pero lo cierto es que el cadáver fue encontrado el día 14 de diciembre, después de que varios familiares sospecharan de que algo le había pasado a Sebastián Monserrat porque hacía días que no contestaba a las llamadas telefónicas. Una comisión judicial entró en su casa y descubrió el asesinato. El hombre, que era homosexual, fue apuñalado sobre la cama. Tenía, al menos, tres lesiones realizadas con una arma blanca, que el forense cree que es un cuchillo con una hoja entre 15 y 20 centímetros. Una de las heridas la sufrió en el cuello y las otras dos en ambas zonas anginales. La víctima estaba desnuda, y aunque los cortes no afectan a ningún órgano vital, murió desangrado por falta de asistencia.

El detenido reconoció ante la policía que conoció a Sebastián varios meses antes del crimen. El individuo había estado mucho tiempo en prisión cumpliendo una condena de 16 años por varios robos con violencia. Estuvo trabajando, pero en esos momentos estaba en el paro. Llegaron a un acuerdo, por el que Manuel se encargaría de sus cuidados y, a cambio, Sebastián le nombraría heredero de sus bienes, la mayoría de ellos en Llucmajor. Sin embargo, el detenido ha señalado que en un principio desconocía la inclinación sexual de la víctima y cuando le comentó este tema, el hombre le dijo que ésta era una cuestión independiente del acuerdo al que habían alcanzado. Reconoció que el día del crimen la víctima se le insinuó y él se negó a mantener relaciones sexuales. Mantiene que Sebastián insistió y que ello motivó la pelea y que después le apuñaló sobre la cama.