El avión, un Antonov de fabricación rusa, se estrelló después de
que las pantallas de radar perdieran su rastro. El aparato volaba
de Zahedán a Kermán (sudeste de Irán). Según los controladores, el
piloto informó a la torre de control del aeropuerto de Kerman
(sureste de China) de las malas condiciones meteorológicas y de los
fuertes vientos, antes de que se perdiera completamente el
contacto.
Al menos 270 personas viajaban en el aparato, pero algunas
informaciones no confirmadas elevaron la cifra a un total de 300.
Todos los pasajeros eran miembros del Cuerpo de Guardianes de la
Revolución Islámica (IRGC), según informó el jefe del IRGC en la
provincia de Sistán Baluchestán. Concretamente, las víctimas
servían en el batallón Imam Ali de esta provincia. El Gobierno
iraní ha ofrecido sus condolencias a la nación y a las familias de
las víctimas de este «trágico acontecimiento en el que murió un
grupo de hermanos del IRGC».
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