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El hombre que el año 1999 fue condenado por un jurado popular por hacerse pasar por un guardia civil para abusar de una mujer, se confesó ayer culpable de los delitos de agresión sexual, vejaciones y abuso sexual. El hombre, de 35 años, evitó que se celebrara el juicio al confesarse culpable y aceptó una pena de un año de prisión y una multa. También se comprometió a no acercarse a las tres víctimas durante dos años.

El primer suceso ocurrió en la tarde del día 14 de diciembre del año 1998 en una tienda de teléfonos móviles situada en la localidad de Felanitx. El hombre, que es monitor deportivo de profesión, convenció a una dependienta, que sólo tenía 20 años de edad, de que era agente de la Guardia Civil y que en aquel momento estaba de servicio. En esta situación la convenció para que escenificara que era su novia para poder besarla. Acto seguido, según refleja el escrito de acusación, el individuo colocó a la mujer contra una pared. Así la cacheó. Le subió el jersey y le tocó los pechos y los glúteos. La joven intentó resistirse, pero nada pudo hacer ante la actitud del acusado que, además, le obligó a besarla en dos ocasiones.

Dieciseis días después, en esta ocasión en la carretera entre Artà y Porto Cristo, el monitor deportivo hizo señales a una chica de 19 años para que se parara. Le dijo que él era policía y con esta excusa la cacheó desde las piernas hasta la cintura.

Al día siguiente el acusado se presentó en el domicilio de una mujer de 34 años, diciendo que era sargento de la Guardia Civil. El individuo logró, gracias a esta mentira, que la mujer le abriera la puerta de su domicilio. Una vez ya dentro, el acusado interrogó y conversó con la mujer, pero acto seguido comenzó a tocarle los pechos. Cuando la víctima mostró su resistencia, el acusado le sujetó las manos en la espalda y acto seguido sacó una pistola y obligó a la mujer a desnudarse. La víctima tuvo que soportar los tocamientos sexuales del individuo, que después se fue. El monitor deportivo aceptó ayer indemnizar a las tres mujeres. Este individuo fue juzgado por un jurado popular en el año 1999, que le declaró culpable de un delito de abuso sexual con allanamiento de morada, y fue sentenciado a tres años de prisión. Desnudó a una mujer y la mantuvo atada durante más de una hora. «En mi mente había una película de acción y quería protagonizar mi propia historia», declaró en su día.