El acusado, en el pasillo del juzgado de Palma, antes de entrar a juicio. Foto: JFM

TW
0

Enrique Eutimio H.P., el hombre que pinchó a su hija de sólo nueve meses de edad con una jeringuilla tras inventarse que había sido víctima de un atraco, alcanzó ayer un acuerdo con las acusaciones. El hombre de 36 años de edad será condenado por simular un delito. La pena no será de cárcel, sino sólo de multa, pero el juez dictará una sentencia que incluirá una orden de alejamiento, y no podrá acercarse ni a la niña, ni su ex mujer y a su ex familia política, durante cinco años, que es el periodo máximo que permite la ley. El acuerdo también supone que el acusado se compromete a firmar un convenio de suspensión de visitas de su hija, con la que no podrá comunicar hasta que la menor cumpla los doce años de edad.

El acusado abandonó el pasado miércoles la prisión de Palma, donde había ingresado tras incumplir una orden de alejamiento. Un juez le había condenado, por unos hechos ocurrido después del incidente con la niña, por coaccionar a su ex mujer y a la familia de ella. Sin embargo, el magistrado dictó su libertad si abonaba una fianza de cuatro mil euros.

Estos hechos tan graves se remontan al mes de agosto del año 1999. La niña sólo tenía nueve meses de edad. Los padres de la pequeña estaban ya separados. Enrique Eutimio H.P. denunció que el día ocho, alrededor de las 15.30 horas, mientras estaba con su hija en una tienda que pretendía abrir en la calle Crist Verd de Palma, entraron dos delincuentes para cometer un atraco. Aseguró que los dos individuos iban armados y que él se enfrentó a uno de ellos. Se inventó que el otro delincuente cogió a la niña y la hirió con la jeringuilla. Este asalto nunca existió, pero para dar forma a esta historia el acusado, según reconoció él mismo la pasada semana ante el juez, le clavó a su propia hija una jeringuilla en el brazo.

Al principio nadie sospechó que se trataba de una historia falsa. La niña fue trasladada a Son Dureta. Se avisó a la madre. Los médicos comunicaron a la familia que la niña podría haberse infectado con alguna enfermedad, como la hepatitis o, incluso, el sida. Pidieron permiso a la madre para inyectarle la vacuna contra la hepatitis a la niña. Los médicos, además, comunicaron a los padres que tenían 72 horas para decidir si iniciaban un tratamiento a la niña ante la posibilidad de que se hubiera infectado con el sida. Avisaron que este tratamiento era muy agresivo, que tenía efectos secundarios muy graves y que, además, hasta la fecha nunca se había experimentado con una menor. El acusado estuvo presente cuando los médicos explicaban la gravedad de la situación y no dijo nada. Al final, y por fortuna, la madre decidió rechazar este tratamiento. La mujer, como consecuencia de esta situación, sufrió un estado de angustia y miedo, y precisó la ayuda de un psicólogo. La policía tardó un mes en descubrir que el acusado se había inventado esta historia. Sin embargo, antes de descubrirse la verdad Enrique Eutimio H.P. facilitó las características físicas de los dos atracadores, para realizar un retrato robot. Los datos físicos eran de dos conocidos suyos. La policía llegó, incluso, a detener a cinco sospechosos.