El próximo lunes, en el Juzgado de lo Penal número 25 de Madrid, se
sentará en el banquillo de los acusados el conocido traumatólogo
Pedro Guillén, acusado de un delito de imprudencia con resultados
graves. La víctima es un mallorquín que fue declarado inválido tras
ser intervenido hace seis años por el citado. El mallorquín, que
ejerce la acusación particular, reclama una condena de tres años de
prisión y de inhabilitación, además de una indemnización de 180 mil
euros. También se sentará en el banquillo de los acusados el
encargado de la rehabilitación y el fisioterapeuta de la clínica
donde se desarrolló la operación.
El enfermo, Pedro García Sánchez, sufrió un accidente laboral al
caerse de un andamio. Sufrió una grave lesión en la pierna
izquierda, a la altura de la rodilla. En Palma fue intervenido en
tres ocasiones pero ninguna tuvo éxito. Los médicos de Palma le
aconsejaron a Pedro García que la mejor opción era que le
interviniera Pedro Guillén, el traumatólogo que más sabe de
lesiones de rodilla de España, que ha intervenido a cientos de
deportistas de élite y que operó al presidente Aznar. El mallorquín
acudió a la consulta del médico y éste le dijo que le operaría. La
intervención consistía en retirarle una placa y unos tornillos. La
operación fue rápida y se realizó con anestesia epidural el 14 de
octubre de 1997. Según el escrito de acusación, al paciente le
colocaron una fédula que le flexionaba la pierna. El enfermo se
quejó de dolor y las enfermeras fueron suministrándole calmantes,
pero los sintomas continuaban. Pedro Sánchez afirma que tras la
operación Pedro Guillén no fue a visitarle porque estaba en un
congreso en EE UU.
A los tres días se le retiró la fédula y el médico que le
atendió comprobó que la pierna tenía un color negro y presentaba un
principio de cangrena. Se debía a que en tres días la pierna apenas
había recibido riego sanguíneo y ello había producido un síndrome
compartimental. El enfermo tenía un problema circulatorio por las
otras operaciones. El mallorquín estuvo un año ingresado en una
clínica de Madrid, la cangrena no se extendió y de momento ha
salvado la pierna. Sin embargo, le han extirpado varios trozos de
piel muerta y no tiene musculatura en la pierna, que se sostiene
con el hueso. Además, las heridas le supuran con frecuencia y le
ocasionan graves problemas. Está impedido para trabajar y le han
concedido la invalidez absoluta. Además, los médicos le han dicho
que la lesión no tiene cura y que los más seguro es que en un
futuro no muy lejano no habrá más solución que extirparle la pierna
a nivel de la rodilla.
La acusación sostiene que esta lesión es consecuencia de la
compresión y la forma cómo le colocó la fédula en la pierna tras la
operación y que no se preocupó más de él, a pesar de que se quejó
durante días de un fuerte dolor. La juez de instrucción de
Mahadahonda, que ha investigado los hechos, dictó un auto ordenando
la apertura de juicio oral contra el médico y los dos técnicos
sanitarios al entender que existían «indicios racionales» de que se
había cometido un delito de imprudencia. El fiscal, sin embargo,
considera que los hechos no constituyen delito. El juicio se
prolongará dos días y están citados a declarar varios médicos de
Mallorca.
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