Joan y su esposa Maria, ambos de Petra, han presentado una denuncia
por negligencia contra una doctora y una comadrona del Hospital de
Manacor. La pareja considera que la falta de asistencia durante un
parto fue la causa de que su hijo naciera con muerte cerebral. Los
padres vivieron un auténtico calvario, porque los médicos les
dijeron que no había ninguna esperanza de que el niño sobreviviera.
Sin embargo, la muerte no fue inmediata. Murió el mismo día que
cumplía un año de edad. Durante todo este tiempo los padres
permanecieron en Son Dureta, donde fue trasladado el niño tras
nacer, para estar con su hijo «que nunca llegó a realizar ningún
movimiento, ni tan siquiera espontáneo», como recuerda Joan, que
tuvo que abandonar su trabajo porque tanto él, pero sobre todo su
esposa, tenían que estar 24 horas junto al niño, que no llegó nunca
a salir del hospital.
Maria Serra quedó embarazada a finales de 1998. El día 2 de
septiembre, de madrugada, cuando se encontraba en su casa, rompió
aguas y éstas eran de un color oscuro. Ya se alarmó porque sabía
que existía el peligro de que el niño pudiera estar sufriendo. Su
marido trasladó a su mujer al Hospital de Manacor, donde llegaron
en apenas diez minutos. Maria Serra recuerda que lo primero que
hizo cuando fue atendida en el hospital fue decirle a la comadrona
que las aguas que había expulsado eran sucias y ello le preocupaba.
«Me dijo que no tenía importancia. Ni tan siquiera miró si ya me
encontraba dilatada». Su marido recuerda que esta enfermera le
indicó que su mujer se quedaba en la zona de paritorio porque no
había ningún otro parto previsto, porque de lo contrario «la
hubiera enviado a una habitación».
Lo que más les indigna a este matrimonio de Petra es que durante
las cuatro horas siguientes no entrara ningún médico para comprobar
cómo se encontraba Maria. «La comadrona entraba y salía con
frecuencia. Me enchufó unos aparatos y comenzó a manipularlos.
También me colocó un catéter por si debían colocarme la epidural»,
señala la mujer. El marido recuerda que la sanitaria les aseguró
que no se preocuparan porque el parto iba lento y que el niño no
nacería hasta la mañana. «Me llamó la atención que me dijera esto
porque no llegó a mirar a mi mujer, aunque a veces le preguntaba
cómo se encontraba e incluso le dijo que le extrañaba que no
tuviera ningún síntoma de dolor». El matrimonio no sabe si la
comadrona llegó en algún momento a avisar a la ginecóloga para que
acudiera a comprobar el estado de la parenturienta, pero lo cierto
es que no llegó a entrar. Sí lo hizo cuando saltó la alarma de la
máquina a la que estaba conectada la mujer. En ese momento, según
recuerda Maria, «entró una doctora, me miró y enseguida decidió que
debían realizarme una cesárea». La mujer recuerda la mirada
especial que le dedicó la doctora a la comadrona, que según
pudieron descubrir después tenía muy poca experiencia. A la mujer
la metieron en el quirófano y le sacaron al niño. La criatura casi
nació muerta, pero los médicos lograron que respirara. Nació con
parálisis cerebral, entre otras muchas lesiones, y en el parte
médico que se emitió en Son Dureta se refleja que la criatura
padeció un sufrimiento fetal agudo.
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