Ninguno de los vecinos y conocidos de la víctima pensó que la
presencia de una ambulancia y varios policías en la puerta fuese
debido a una muerte violenta. Agentes del Grupo de Homicidios
inspeccionaron el lugar del crimen y poco después el titular del
Juzgado de Instrucción número 2 de Palma, Juan Ignacio Lope Sola,
ordenó el levantamiento del cuerpo. «El hombre estaba enfermo,
venía de trabajar y al ver la ambulancia pensé que se había puesto
peor y se lo llevaban al hospital, hice la comida y me marché de
nuevo, nadie me dijo nada y al llegar por la noche me enteré de que
había pasado algo más grave», afirmó la vecina del primer piso. El
matrimonio llevaba más de diez años viviendo en el tercer piso de
la finca que está a la altura del número 20 de la calle Fornaris,
paralela a la calle Manacor, en el Polígon de Llevant. Tenía tres
hijas, una de ellas casada y con un hijo de unos nueve años. Dos
vivían con sus padres en la vivienda. Según las primeras hipótesis,
sobre las dos del mediodía el padre y su hija empezaron a discutir.
En ese momento también estaba en la vivienda la madre, Francisca
E.R.. El padre intentó agredir a una de las dos mujeres. En un
momento de la disputa, la hija cogió un cuchillo y apuñaló a su
padre. Poco después se personó en el lugar de la tragedia una
ambulancia cuyo facultativo sólo pudo certificar la muerte de Pedro
José Iglesias. «Ya está, ya está, decía la joven mientras su madre
lloraba muy fuerte», indicó Norie Bartolomé, la vecina de enfrente
que en esos momentos estaba haciendo la comida y «como mi ventana
da a la suya se oía todo».
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