Patrullas de rescate, civiles y militares, llegaron junto a
médicos y periodistas tras una penosa travesía de 16 horas por una
sinuosa y enfangada carretera de 578 kilómetros que une al
destrozado pueblo de buscadores de oro con la ciudad de La Paz,
distante sólo 190 kilómetros en línea recta. Funcionarios del
departamento de La Paz confirmaron el rescate de 14 cuerpos de
entre los escombros en el remoto poblado cuyos 1.200 mineros y sus
familias sufrieron el lunes la inesperada tragedia. «Perdí todo en
la casa que se llevó el cerro junto a mi esposo y a mi hijito»,
dijo quebrada en llanto Margarita Esquivel, madre de una pequeña
familia de lavadores de oro. Ella había salido de compras al
mercado minutos antes del estruendo que acompañó el deslizamiento
del cerro que sepultó su pequeña casa y otras decenas de ellas en
la mitad del poblado.
La directora del Servicio Departamental de Salud, Beatriz
Peinado, dijo que un primer balance del desastre incluía 14
muertos, 130 familias damnificadas y 200 desaparecidos, además de
17 heridos y 90 evacuados. Según los habitantes que sobrevivieron
al desastre, el desprendimiento del cerro tapó algo más de la mitad
del poblado.
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