Empleados de la Empresa Funeraria, en el momento de trasladar el cadáver. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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La víctima, que tiene familia en Mallorca, llevaba varios años ingresada en la residencia «Lini», ubicada en la calle Cala Estancia número 6, junto a Can Pastilla. Su salud era delicada y una empleada del centro explicó ayer a este periódico que «a veces le entraban mareos y se ponía muy mal, suponemos que eso es lo que le ha ocurrido».

En la residencia hay 18 internos, de distintas edades, y cinco empleados. Ayer, a las 10.15 horas aproximadamente, Hilaria consiguió entrar en el recinto de la piscina, a pesar de que está vallado y la puerta de acceso casi siempre está cerrada: «No sabemos cómo llegó hasta allí», añadió la trabajadora consultada. Sea como fuere, lo cierto es que la sexagenaria llegó hasta la piscina y luego cayó a su interior, sin que los empleados lo advirtieran. «Cuando fuimos a socorrerla por desgracia ya era tarde e Hilaria había muerto. Estamos todos muy afectados porque ha sido una gran desgracia», contó.

La dirección del centro dio aviso a la policía y el personal de una ambulancia del 061 intentó reanimar a la señora, que ya carecía de constantes vitales. El Grupo de Homicidios de la Jefatura de Palma se ha hecho cargo de las diligencias sobre el deceso y el juzgado de guardia autorizó a las 11.30 horas el levantamiento del cadáver, que fue trasladado al instituto anatómico forense, donde hoy está previsto que se le realice la autopsia.

Los policías que llevan el caso se entrevistaron con el responsable de la residencia y se interesaron por las medidas que existen para garantizar la seguridad de los internos. La familia de la fallecida también fue informada del desenlace fatal.