Errol Woiski Aragón tenía 34 años y el pasado día 30 de mayo
desapareció de forma misteriosa en la Porta de Sant Antoni, en
Palma. Estaba enfermo, necesitaba medicación diaria y llevaba
encima una importante cantidad de dinero.
Su madre, la conocida pintora Letita Aragón, recibió durante la
semana que estuvo desaparecido inquietantes llamadas telefónicas
por parte de una mujer que se identificó como prostituta y que le
explicó que «dos personas» habían sacado a Errol de un bar, cuando
se encontraba indispuesto, y se lo habían llevado, al parecer en
dirección a Son Banya. El día 5 de junio apareció un cadáver en el
arcén del Camí Fondo, y al día siguiente se confirmó que era el del
palmesano desaparecido.
En una de sus manos sostenía una jeringuilla y la primera
autopsia indicó que la causa de la muerte era una insuficiencia
cardíaca relacionada, posiblemente, con el consumo de
estupefacientes. Su madre, sin embargo, nunca creyó en esa versión
y lleva tres meses batallando legalmente para que se le realice una
segunda autopsia. El abogado Jaime Bueno, que representa a Letita,
explicó ayer a este periódico que en un nuevo dictamen toxicológico
se han apreciado restos de morfina en el cuerpo de Errol, pero
también se ha descubierto que en la jeringa no había droga: «Su
madre sostiene que la morfina era por los medicamentos que tomaba y
como en la muerte de Errol hay muchos puntos oscuros que no cuadran
queremos una segunda autopsia».
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