Sebastián Pol Bauzá ingresó en la cárcel de Palma el pasado viernes, después de declarar ante la jueza.

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Era una noche de verano, de agosto de 1987, cuando una niña de doce años regresaba a su casa. Abrió la puerta del edificio y comprobó que un joven la seguía. Entró en el ascensor y el desconocido tras ella....«Intuí que algo malo iba a pasar y trate de subir sola a mi casa -cuenta- pero el joven sacó una navaja y apretó el botón del último piso....»

-Mi carácter me ha ayudado a superar muchos momentos difíciles. Pero lo cierto es que lo he pasado y lo sigo pasando mal. No sé por qué, pero a medida que voy creciendo lo paso peor. Cada cierto tiempo tengo 'bajones' que intento superar con mis amigos, con la familia y por mí misma. -Desde el primer momento. Estuve segura totalmente y sin ninguna duda porque su manera de actuar en estos últimos meses es idéntica a la de hace 16 años. -Sí. Al principio cuando tenía una relación de amistad con algún chico le contaba lo que me había pasado. Pero después he dejado de hacerlo porque tampoco quiero ir por ahí dando pena. Lo cierto es que en ocasiones, cuando salgo con un chico y estamos hablando, por ejemplo, siento algo que no sé cómo definirlo, pero lo paso mal, muy mal. -No, es más, si tengo que ver alguna película digamos que 'fuerte' por estar relacionada con mi caso la veo. Creo que esto me ayuda a superar los miedos que pueda tener. -Bastaría con que nos dejaran a solas con él a las veinte niñas a las que violó hace 17 años. Después, lo que quedara de él que lo dejaran para las niñas que ha violado estos meses, cuando éstas sean mayores. -No, seguro que no.

-¿Qué pasó después?
-Me obligó a subir a un cuarto que hay en el sobreático, me desnudó e hizo que le hiciera una felación mientras me tocaba.

-¿Gritó usted o lloró?
-Dentro de lo que cabe estaba serena pero sí que lloré. Le dije que me dejara ir y que si quería le buscaría dinero para que fuera con una prostituta. Pero él habló muy poco y cuando lo hacía parecía gangoso. Tenía el cuchillo en la mano y me obligó a seguir, hasta que eyaculó. Entonces se vistió y se marchó.

-¿Y usted qué hizo?
-Bajé hasta el piso de unos vecinos, que llamaron a la policía. Vinieron varios agentes. A mí me llevaron al hospital y poco después detuvieron al violador. Al día siguiente fui a la Jefatura y le reconocí. Era él, Sebastián Pol Bauzá. A los policías les hice una descripción exacta de las ropas que llevaba, hasta el color de los calzoncillos, porque mientras me estaba agrediendo tuve la serenidad suficiente como para fijarme en todos estos detalles.

-¿Cubría su rostro con algo?
-Llevaba unas gafas oscuras, tipo Ray-Ban modelo de la época.

-¿Recuerda cuánto tiempo la tuvo retenida?
-La policía me hizo la misma pregunta y no pude responder con exactitud. Ahí sí que perdí la noción. Creo que entre 10 y 30 minutos, pero no lo puedo asegurar.

-¿Qué hizo usted en los días posteriores. Tuvo algún tipo de ayuda psicológica?
-No, no fui a ningún médico. Salí de la Isla a casa de un familiar unos quince días y después regresé a Palma. Tengo mi carácter, mi personalidad, y creo que en este sentido soy una persona fuerte, eso creo por lo menos.

-¿Cuándo volvió a ver al hombre que la había violado?
-En el juicio. Tres años después.

-¿Le miró usted a los ojos?
-Sí. Desde que salió del furgón de la policía y hasta que entró en la sala lo seguí con la mirada. No le quité la vista de encima, pero él se cubria el rostro todo el tiempo. Después, en la sala, lo tuve siempre de espaldas.

-¿Por qué se decide ahora a contar usted todo esto?
-Porque si con mi testimonio ayudo a que los responsables de que este tipo de delincuentes salgan a la calle se conciencien de que se trata de depravados que no tienen cura, y que volverán a violar a niñas, habré conseguido algo positivo y, sobre todo, para evitar que otras niñas sean víctimas y pasen por lo que yo y otras 20 menores sufrimos entre los años 1985 y 1987, y en los últimos meses otras trece.

-¿Qué secuelas le han quedado de la agresión que sufrió, si es que le han quedado...

-¿Qué sensaciones tiene?
-Por mi cabeza pasa toda la película de lo que he sufrido

-¿Del momento de la agresión?
-No. De todo, empezando por la agresión, el juicio....muchas cosas

-¿Pensó usted cuando publicamos el retrato robot de que se trataba de la persona que le violó?
-Lo ocurrido le afecta en sus relaciones sentimentales?
-Aparte de lo que acaba de contar ¿ha dejado o deja usted de hacer cosas normales, como por ejemplo ir al cine, ver según qué tipo de películas...
-¿Qué castigo le daría usted al hombre que la violó?
-Pero ¿usted cree que después de estar con usted y las otras 19 víctimas quedaría algo de él?

-¿No cabe el perdón?
-No. En este caso ni perdono ni olvido. A Sebastián Pol Bauzá le condenaron a 69 años. A los trece sale y vuelve a violar a niñas en Palma. Sin embargo yo, una de sus víctimas, y todas las demás, estamos condenadas de por vida. ¿Es eso justicia?