Era una noche de verano, de agosto de 1987, cuando una niña de doce
años regresaba a su casa. Abrió la puerta del edificio y comprobó
que un joven la seguía. Entró en el ascensor y el desconocido tras
ella....«Intuí que algo malo iba a pasar y trate de subir sola a mi
casa -cuenta- pero el joven sacó una navaja y apretó el botón del
último piso....»
-Mi carácter me ha ayudado a superar muchos momentos difíciles.
Pero lo cierto es que lo he pasado y lo sigo pasando mal. No sé por
qué, pero a medida que voy creciendo lo paso peor. Cada cierto
tiempo tengo 'bajones' que intento superar con mis amigos, con la
familia y por mí misma.
-Desde el primer momento. Estuve segura totalmente y sin ninguna
duda porque su manera de actuar en estos últimos meses es idéntica
a la de hace 16 años.
-Sí. Al principio cuando tenía una relación de amistad con algún
chico le contaba lo que me había pasado. Pero después he dejado de
hacerlo porque tampoco quiero ir por ahí dando pena. Lo cierto es
que en ocasiones, cuando salgo con un chico y estamos hablando, por
ejemplo, siento algo que no sé cómo definirlo, pero lo paso mal,
muy mal.
-No, es más, si tengo que ver alguna película digamos que 'fuerte'
por estar relacionada con mi caso la veo. Creo que esto me ayuda a
superar los miedos que pueda tener.
-Bastaría con que nos dejaran a solas con él a las veinte niñas a
las que violó hace 17 años. Después, lo que quedara de él que lo
dejaran para las niñas que ha violado estos meses, cuando éstas
sean mayores.
-No, seguro que no.
-¿Qué pasó después?
-Me obligó a subir a un cuarto que hay en el sobreático, me desnudó
e hizo que le hiciera una felación mientras me tocaba.
-¿Gritó usted o lloró?
-Dentro de lo que cabe estaba serena pero sí que lloré. Le dije que
me dejara ir y que si quería le buscaría dinero para que fuera con
una prostituta. Pero él habló muy poco y cuando lo hacía parecía
gangoso. Tenía el cuchillo en la mano y me obligó a seguir, hasta
que eyaculó. Entonces se vistió y se marchó.
-¿Y usted qué hizo?
-Bajé hasta el piso de unos vecinos, que llamaron a la policía.
Vinieron varios agentes. A mí me llevaron al hospital y poco
después detuvieron al violador. Al día siguiente fui a la Jefatura
y le reconocí. Era él, Sebastián Pol Bauzá. A los policías les hice
una descripción exacta de las ropas que llevaba, hasta el color de
los calzoncillos, porque mientras me estaba agrediendo tuve la
serenidad suficiente como para fijarme en todos estos detalles.
-¿Cubría su rostro con algo?
-Llevaba unas gafas oscuras, tipo Ray-Ban modelo de la época.
-¿Recuerda cuánto tiempo la tuvo
retenida?
-La policía me hizo la misma pregunta y no pude responder con
exactitud. Ahí sí que perdí la noción. Creo que entre 10 y 30
minutos, pero no lo puedo asegurar.
-¿Qué hizo usted en los días posteriores. Tuvo algún
tipo de ayuda psicológica?
-No, no fui a ningún médico. Salí de la Isla a casa de un familiar
unos quince días y después regresé a Palma. Tengo mi carácter, mi
personalidad, y creo que en este sentido soy una persona fuerte,
eso creo por lo menos.
-¿Cuándo volvió a ver al hombre que la había
violado?
-En el juicio. Tres años después.
-¿Le miró usted a los ojos?
-Sí. Desde que salió del furgón de la policía y hasta que entró en
la sala lo seguí con la mirada. No le quité la vista de encima,
pero él se cubria el rostro todo el tiempo. Después, en la sala, lo
tuve siempre de espaldas.
-¿Por qué se decide ahora a contar usted todo
esto?
-Porque si con mi testimonio ayudo a que los responsables de que
este tipo de delincuentes salgan a la calle se conciencien de que
se trata de depravados que no tienen cura, y que volverán a violar
a niñas, habré conseguido algo positivo y, sobre todo, para evitar
que otras niñas sean víctimas y pasen por lo que yo y otras 20
menores sufrimos entre los años 1985 y 1987, y en los últimos meses
otras trece.
-¿Qué secuelas le han quedado de la agresión que sufrió, si
es que le han quedado...-¿Qué sensaciones tiene?
-Por mi cabeza pasa toda la película de lo que he sufrido
-¿Del momento de la agresión?
-No. De todo, empezando por la agresión, el juicio....muchas
cosas
-¿Pensó usted cuando publicamos el retrato robot de que se
trataba de la persona que le violó?-Lo ocurrido le afecta en sus
relaciones sentimentales?-Aparte de lo que acaba de contar ¿ha dejado o deja
usted de hacer cosas normales, como por ejemplo ir al cine, ver
según qué tipo de películas...-¿Qué castigo le daría
usted al hombre que la violó?-Pero ¿usted cree que después de estar con
usted y las otras 19 víctimas quedaría algo de él?
-¿No cabe el perdón?
-No. En este caso ni perdono ni olvido. A Sebastián Pol Bauzá le
condenaron a 69 años. A los trece sale y vuelve a violar a niñas en
Palma. Sin embargo yo, una de sus víctimas, y todas las demás,
estamos condenadas de por vida. ¿Es eso justicia?
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