De inmediato acudió al lugar la Policía Local, cuyo responsable
se hizo cargo de las primeras gestiones, mientras que se reclamaba
la presencia de la Guardia Civil de Tráfico, de los Bombers y de
personal del Departamento de Carreteras. Los bomberos esparcieron
sobre la carretera un camión de arena. Sin embargo, la carga fue
insuficiente por lo que con la colaboración del propietario de la
empresa se cargó otro camión con arena, que también se esparció por
la carretera. En aquellos momentos llovía en la zona, lo que
complicó aún más la situación de emergencia. En principio la
Policía Local cortó el tráfico rodado para evitar accidentes.
Posteriormente, después de haberse esparcido la arena, el tráfico
se reguló por un sólo carril, lo que provocó largas retenciones al
no poder desviarse el tráfico por es Camí de sa Figuera.
Esta situación se mantuvo hasta entrada la noche, aunque el
tráfico se fue haciendo más fluido de manera progresiva.
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