Instantes después comprobaron que el humo procedía del
apartamento número 20, propiedad de un alemán y que en la
actualidad está deshabitado. Se trata de un piso de dimensiones
reducidas -unos 50 metros cuadrados- y cuando los equipos de
emergencia llegaron hasta esa dirección las llamas se habían
extendido por todas las dependencias. En el dispositivo
participaron bomberos de los parques de Sóller y Santa Ponça, Creu
Rotja de Sóller, Policía Local y Guardia Civil, y la primera
prioridad de los funcionarios fue evacuar a los vecinos, porque una
densa columna de humo se había colado por la escalera interior y
amenazaba con intoxicar a los residentes.
Media docena de vecinos, aproximadamente, fueron desalojados de
sus viviendas, y esperaron en la calle, soportando bajas
temperaturas, a que finalizaran las tareas de extinción, que se
prolongaron hasta las 2.30 horas. En el interior del apartamento
número 20 aparecieron cuatro botellas de butano, que llegaron a
perder gas pero afortunadamente aguantaron las altísimas
temperaturas. Todo el piso quedó destruido, y también la estructura
resultó afectada. Las paredes de las casas colindantes se
resquebrajaron y por la mañana, cuando precisamente se reavivó
ligeramente el fuego, acudieron al complejo los técnicos
municipales, para valorar el alcance real de los daños, que sin
duda son millonarios.
La policía efectuó gestiones para localizar al propietario del
inmueble, y paralelamente la Guardia Civil abrió una investigación
para esclarecer cómo se pudo quemar un piso que estaba deshabitado.
Con todo, no se descarta que se tratara de un cortocircuito.
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